Friday, September 04, 2009

Charlie y el Gran Ascensor de cristal/Roal Dahl

La última vez que había visto al joven Charlie estaba en un ascensor de cristal que acababa de salir disparado al cielo después de terminar la visita a la fábrica de chocolate. En esta secuela de Charlie y la fábrica de Chocolate, el Sr. Willy Wonka sigue igual de deschabetado que en el libro anterior y la abuela Josephine, Georgiga y George siguen igual de ácidos y criticones como muchos viejos del mundo y Charlie, el abuejo Joe y el Señor y la Señora Burke siguen igual de inteligentes, animosos y escepticos como en el libro anterior. Me gustan las secuelas, sin duda alguna. Lo mejor de Charlie y el Gran Ascensor de cristal es que de varias maneras amplia el universo fantástico de la fábrica de chocolate tanto dentro como fuera de ella. Vamos a un rápido viaje al espacio donde Charlie y compañía, dentro del ascensor de cristal, defienden a una cápsula espacial del ataque de Knidos Vermiciosos, unos seres alargados, verdes, con ojos rojos y colas puntiagudas y terminamos de nuevo en los misterios de la fábrica (ooompa loompas incluidos con canciones) con una inesperada aventura donde los abuelos rejuvencen y envejecen. Aparecen minas de caramelo y pozos de chocolate y la tierra de Menoslandia. Y en todas partes, está, la sólida imaginación roaldiana, con sucesos inesperados relatados con el menor empacho, tanto que uno tiene que "rejuvenecer" con la lectura, pelear contra esa "vejez" lectora que nos incultan en las facultades de filosofía y letras. Singular y sólida novela juvenil. No dejen de leerla.
Charlie y el Gran Ascensor de cristal. Roal Dahal. Alfaguara infantil, 2008, 166 p.

Tuesday, September 01, 2009

El arte de Julio Torri/ Serge I. Zaïtzeff

Por algún motivo, desde que compré el libro, hará unos dos años, sentía que tenía una deuda con él. Lo veía en mi librero y ya mi mano iba hacia él cuando distraía la mirada y tomaba cualquier otro ejemplar que por supuesto, no terminaba. Pero hoy finalmente he podido leer El arte de Julio Torri, un singular trabajo crítico sobre uno de los escritores de esa generación perdida que sufrió la revolución y cuyos hijos más valiosos se instalaron en el extranjero como Vasconcelos, Reyes, Martín Luis Guzmán y Pedro Henríquez Ureña. Sin embargo Torri se quedó y cómo bien lo muestra la relación epistolar al final del libro, tuvo que sobrevivir de todo y de nada, mientras creaba una ideologia de la brevedad como género literario. Serge Zaïtzeff desmenuza con claridad la obra de este autor coahuilense, lo mismo parte de la génesis del texto breve, como relaciona a Torri y lo coloca a la saga de mucha de la obra breve que más tarde escribirían Arreola, Monterroso o Borges. Al final viene una reseña de la obra de Mariano Silva y un divertido texto sobre la destrucción de la ciudad de México. El libro da además otro tipo de luces, al mostrar un ideario sobre la literatura, la amistad, el honor e incluso la misoginia de Torri en sus textos, este Torri que andaba en bicicleta, que tenía picosas relaciones amorosas y sobre todo, que se encerraba en su biblioteca echado de menos la charla con Ureña y Reyes, algo que en suma también es difícil encontrar en nuestros días: buenos charlistas. Es sin dudad, éste, una aproximación a ese hombre tan disputado en nuestros días en el premio de Tierra Adentro.
El arte de Julio Torri, Serge I. Zaïtzeff, Editorial Oasis, 182 paginas. 1983