Thursday, August 27, 2009

El gran cambiazo/ Roald Dahl

Siempre he sentido debilidad por los cuentos y relatos largos. No es fácil escribirlos. Mantener la tensión y el interés exige de cierta cualidad de trabajo que no se consigue con los años. Y también, siempre he sentido cierta debilidad por la obra de Roald Dahl, de quien leí, curiosamente, en primera instancia una de sus obras para adultos: Mi Tío Oswald y después di un salto diría cuántico hacia su estupenda y sensible obra para adolescentes. En El gran cambiazo, Dahl nos narra cuatro picantes historias relacionadas con la libertad sexual. Dos son apuntes del gran diario del libertino ¿es acaso correcto llamar libertino al tío Oswald?, Oswald Hendryks Cornelius. Las otras son versiones chispeantes sobre el acto sexual. Es curioso que la obra de un escritor pueda desdoblarse tanto como la obra del británico, que siempre parece estar dándo saltos, nerviosa, inesperada, desde una niña que tiene poderes mágicos hasta la irresistible Anna Copper, una mujer que ha perdido al marido y coquetea con el suicidio hasta que encuentra a un viejo amante que la llevará a un inesperado final, en "El último acto", uno de los cuentos que componen este libro. El resto de los textos son: "El visitante", una crónica del tío Oswald cuando un misterioso hombre lo invita a su casa en el desierto, donde encuentra a dos sensacionales mujeres, "El gran cambiazo", la historia de dos maridos que fabulan un plan para intercambiar esposas por una noche, "El último acto", del que ya hablé y finalmente el cuento de "Perra", otro relato del tío Oswald donde éste ayuda a un científico a descubrir el aroma que puede poner a los hombres en celo, ¿más?, preguntará con ironía alguna lectora. Sí, más. En este caso, no importa que se cuenten las historias, leer a Roald Dahl tiene una magia inestimable. Al tomar sus libros somos siempre el lector más atento así que estemos leyendo Agu Trot o El gran cambiazo.
El gran cambiazo, Roald Dahl, Anagrama, 1994, 170 páginas.

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