Gabriela tiene el don de hablar con los muertos o bien, con quienes están en la frontera entre los vivos y los muertos. Y, de entre todas las personas con las que puede hablar, se encuentra una, su abuela o madre Azucena, como le llama. Y su abuela le advierte que algo malo le puede ocurrir en el futuro, pero Gabriela olvida todo o casi todo lo que su abuela le dice en sueños, hasta que finalmente va a necesitar escucharla, cuando sea casi demasiado tarde. Así inicia La visitante de Alberto Chimal, una novela que, dice la contraportada, es un thriller escalofriante, pero yo más bien creo que es una novela amena y bien contada, con sus rasgos de humor, de fantasía, pero también de belleza y soltura. Gabriela ha crecido y vive ahora con su sobrina Marisol, quien asiste los fines de semana a un grupo de teatro que dirige Teodoro, un célebre director de las compañías de teatro universitario. A Gabriela, educada por un padre conservador y una madre sumisa, aquello que hace Marisol le parece inquietante, prohibido y claro, atractivo. Por eso, aunque con miedo, no tardará en enrolarse al grupo pero, tras una actividad, algo en ella despierta, algo que no pensaba que podría tener y que, al parecer tiene que ver con las chicas muertas durante la matanza del Jueves de Corpus en la Ciudad de México. Con este punto de partida, aunque con esto que les cuento la novela ya va más allá de la mitad, Alberto construye una novela interesante y entrañable, en donde se revela el mundo del teatro universitario. Los ensayos, el montaje, las revanchas, los celos, el retrato de una Distrito Federal de los años 70, con su censura, su tráfico y su pasado, son aquí personajes por sí solos de la trama que rodea a Gabriela y a su prima, Marisol. Hay entraña y afecto en estas páginas, pero no les contaré de qué más va la historia, pero tiene sus personajes siniestros, sin duda. Acaso sólo agregaré que pocas novelas transmiten el amor por el teatro como ésta, y Gabriela es un gran, gran personaje.
272 p
Planeta.
No comments:
Post a Comment