Friday, October 03, 2025

Soy leyenda, Richard Matheson

 Robert Neville vive en una casa que es más bien un acorazado que está protegido por ristras de ajos, espejos, cruces y luz artificial. Afuera, del otro lado de las casas quemadas y el llano, están ellos. Los nuevos pobladores de la tierra a los que Neville caza cada día, después de sortear la noche escuchando sus chillidos y en particular el de su viejo vecino, Ben Cortman, que siempre lo increpa a salir y enfrentarse a él en la noche... pero Neville lo sabe. Así como para él es el día, para ellos, los vampiros, es la noche. Así que entre ambos crece una lucha sorda: la de Neville por sobrevivir y erradicar la plaga de la humanidad y la de los vampiros, tal vez, por erradicar al último humano sobre la tierra, pero en este mundo que ha perdido la normalidad, ¿quién representa en realidad lo es normal o lo que ya no lo es? Con esta premisa, Matheson ha construido una novela clásica, de la que se basa la película del mismo nombre, interpretada por Will Smith. Si bien en la película, Neville tiene ciertas particularidades que pueden ayudar a su gesta: es un biólogo eminente, que ha perdido a su hija y esposa por causa de un misil, y que tiene la esperanza de encontrar a otros como él, mediante un anuncio, además de contar con la compañía de un perro labrador, el Robert Neville del libro es uno mucho más humano, más cercano al hombre promedio y al que, por supuesto, le han pasado cosas con el horror mucho más complejas. Este Neville es un hombre cualquier, que sobrevive a los vampiros como puede, es un hombre que, al menos en los primeros capítulos, tiene una tensión sexual latente, ante las mujeres vampiro que se pasean frente a su puerta mostrando sus cuerpos flacos, pero desnudos. Es un hombre irascible, que pierde la cordura de cuanto en cuanto y que avanza a cuenta gotas con una idea salvadora. Sí, también tiene un perro, pero éste no es tan amigable como en la película y también, como en la cinta, casi al final tiene un encuentro fortuito que le cambiará su destino y que lo llevará a la gran reflexión de la obra, de lo cotidiano, de dónde surgen las leyendas en el viejo y en el nuevo mundo y el papel que él representa en esta nueva ¿sociedad? en la que sobrevive. De capítulos breves, de prosa eficaz, directa a la acción, Soy leyenda es, sí, una leyenda en la literatura fantástica que tantas buenas historias nos han dejado. Bien vale la pena pasarse un par de horas o una mañana o un día enfrascado en las aventuras de este hombre que pasea por una ciudad, Nueva York, Chicago o Bóston, podría ser, en una camioneta y con las estacas listas para horadar los corazones plagados de los vampiros.

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