Tuesday, May 05, 2009

Sin tetas no hay paraíso/ Gustavo Bolívar Moreno

Una de las telenovelas más deliciosas que he visto ha sido Sin tetas no hay paraíso. La historia trata sobre una chica que quiere ponerse tetas para ser una de las queridas de los "traquetos", es decir, los narcos en Colombia. La vida de Catalina será como un pequeño viaje por la tierra de Oz, donde lo mismo se encontrará con sus hombres de hojalata, sus espantapájaros y hasta la bruja del Oeste ¿o es del Este? Sólo que en lugar de páramos desiertos y monos que vuelan, encontrará guardaespaldas, viajes por yate y helicóptero, narcos mayores y menores, doctores que operan cobrándose con acostones, políticos corruptos codeándose todos ellos entre la envidia, la violencia y la factory tetas, como dice uno de los personajes de la novela. Esta obra de Gustavo Bolívar refleja la ambición de miles de chicas en nuestro continente y ah cómo es divertida y tiene muchos párrafos dignos de repetirse en cualquier medio:
"La niña sentía morirse de pena haciendo el ridículo en medio de 59 mujeres tan pobres como ella, tan idiotas como ella, tan estúpidas como ella, pero con las tetas más grandes que las de ella."
O bien, la descripción que hace de los narcos, sin duda, de antología.
"Seres muy básicos, sumamente ambiciosos, enfermos de la plata, adoradores del dinero fácil, prepotentes, inundados de ego y vanidad, delicados, no por sus modales sino por su intolerancia, infieles, mujeriegos, bonachones y mentirosos. Semidioses de un Olimpo imaginario y ficticio, parranderos sin medida, muchos de ellos viciosos y enviciadores, malvados, sin escrúpulos, voraces, altaneros, incapaces de sortear la soledad o una crisis económica, fanfarrones inseguros, necesitados de mostrarle al mundo su capacidad financiera, traumatizados, dementes, capaces de vender a su madre a la DEA con tal de conseguir una rebaja de penas antes de subir, encadenados de pies y manos, a un avión de bandera estadounidense con sus turbinas encendidas apostado en la pista de Catam del aeropuerto El Dorado en Bogotá."
Con una novela fársica como ésta, el lenguaje se sirve para contar de manera chistosa, cínica y dolorosa el viacrucis de Catalina por encontrar a su traqueto y por supuesto, a sus tetas. A veces falla el narrador y se diluye un poco la tensión y hace un uso reiterado de sus técnicas narrativas, pero la novela cumple. Sin duda. Ahora que se nos vimo la influenza, nada como Sin tetas no hay paraíso para levantarnos.
Editorial: De Bolsillo, de Random House Mondadori.
P. 248

1 comment:

Unknown said...

Tremendo libro. Es la lectura perfecta para disfrutar, para saborear, para releer.
Es la segunda vez que lo leo y estoy complacida. Me gusta más la otra descripción de los narcos, esa que termina con GENOCIDAS.
Este escritor se las trae, tiene una excelente técnica narrativa, aunque creo que le falta madurar.