Monday, April 28, 2025
Cuaderno de Tokio. Los cuervos de Sangenjaya, Horacio Castellanos Moya.
Saturday, April 26, 2025
Hacia el pantano, Gerardo Laveaga
Leo pocas novelas de tinte político porque asumo, están contadas con un conocimiento real de ciertas situaciones palpables de la corrupción del país. Hace años, cuando a Enrique Peña Nieto le preguntaron los tres libros que había leído y trastabilló con su respuesta en el marco de la Feria del Libro de Guadalajara, uno de esos libros que había leído era La inoportuna muerte del presidente de Alfredo Acle Tomasini y me dije, claro, él debía leer esa novela. Tuve la fortuna de editar esa historia y me la sabía al dedillo. Y claro que si él iba a ser presidente le debía interesar. Esa novela habla de los tejes y manejes del poder en un caso como ése. En fin. Menuda historia y menudo retrato que se hace de la política nacional. No es que haga una defensa de EPN, pero al menos él, como cualquier lector, leía lo que le interesaba dada su perspectiva personal. También me leí El dedo de oro de Sheridan, una divertida novela sobre en donde reside el poder de los gobernantes de México, pero a lo que voy es que acabo de terminar Hacia el pantano de Gerardo Laveaga y justo su novela es eso: el descenso de un grupo de personajes hacia la parte más abyecta de sus deseos que se logran bajo cualquier medio. Lo que campea y con lo que juega Laveaga es que tal vez hay un espacio de redención, pero éste desaparece rápidamente porque todos vamos hacia el pantano. La novela está construida por tres líneas argumentales: la de Arturo Pereda que se ve de pronto entronado como el nuevo fiscal general de la nación y todo los debates de eso, su relación con la corrupción presidencial y del aparato de estado, el de una amiga que narra las peripecias de otra para acostarse y casarse con un joven abogado de una respetable familia, para poder esquilmarlo a gusto con el pretexto del matrimonio, de la misma narradora quien descubre poco a poco sus ambiciones y la de un ladrón y luego asesino a sueldo que se ve enlodado con las ambiciones de cada uno de ellos. Hay víctimas en este libro que terminan como víctimas y sádicos que terminan como sádicos y en medio de ellos el personaje que se transforma, no necesariamente para su bien. Y en el inter, Laveaga de manera mordaz despliega sus baterías contra la vida política reciente del país, contra una imagen chabacana de la presidenta y una crítica nada velada contra el absurdo -se ve ahora aunque siempre lo hemos sabido de la elección de jueces y magistrados del país, que en Suecia o Noruega es comprensible, pero no en un país como el nuestro que sí controla en muchos sitios los carteles del narco-. Y todo esto, este thriller, lo cuenta de forma muy amena, suelta, con desparpajo y malicia el bueno de Gerardo Laveaga. Este país da ñañaras. No hay más qué decir. Y esta novela te lo recuerda con detalle y gran técnica argumental. Y en medio de ellos se eleva un gran personaje, sin fisuras, cuya inmovilidad permite ver la fragilidad de los otros: Rusalka, la amante de la ópera y quien conduce a todos, de una forma u otra, hacia la perdición.
Alfaguara
274 p.
Monday, April 21, 2025
Relatos para amantes de la lectura, selección de Antonio Iturbe
Mendel, el de los libros de Stefan Zweig. Un relato profundo, denso, sobre un librero que siempre ocupó un sitio en una cafetería y era dueño de una inteligencia y memoria para localizar cualquier libro de toda Europa. Un relato profuso, más bien una biografía con tintes bélicos. Qué cosas, pero por momentos pensé que el relato había sido escrito tras terminar la segunda guerra mundial y me temí lo peor y luego agradecí que estuviera situado en la primera. No imagino lo que Zweig hubiera dicho del holocausto.
Tuesday, April 15, 2025
Cristalazo y otras historias fuera del círculo de tiza, Artemios Ríos Rivera
Lo que más me ha gustado de Cristalazo y otras historias fuera del círculo de tiza es este gran despliegue de personajes que reciben su merecido a veces, sin saber por qué o cómo. Y hay una gran variedad de ellos, pero despegan varios: los viejos comunistas que están en distintos presentes: en la célula política o ya viejos y abandonados, en el fragor de la batalla o después de ella. Los amantes que no se encuentran. Los personajes que trabajan en las periferias de la ciudad o mejor dicho, en la periferia en el centro de la ciudad que son los mercados de abastos o centrales. Con estos tres tipos, más varias digresiones y personajes de inesperada procedencia, se conjunta este libros de relatos que lo mismo ocurren en la ciudad de México como en Xalapa o Banderillas. Digo relatos y no cuentos. Porque en esencia no lo son. Es decir, me parece que la fabulación o la presentación de atmósferas y personajes tiene mayor peso en este libro que la construcción de relatos con otro tipo de tensión narrativa. Hay en Artemio Ríos Rivera, un gusto por la biografía, por mostrarnos a sus personajes más que lo que hacen. Y eso le da una sensación de descanso al libro, de que importan más las vidas que, en sí, los hechos, aunque estos no dejan de ser espeluznantes en ocasiones. Tres muestras de relatos con personajes antes descritos. En "Madera", vemos la gestación y desintegración de una célula comunista en la Ciudad de México y la causa de ello. Es un relato breve, como muchos del libro, en donde se nota cierta cercanía con el tema. En "Apuntes para una historia", vemos el intercambio epistolar entre Paulina y Arturo. El amor que se tienen, o más bien, que Paulina se permite tener ante la indolencia de su pareja escalda el ánimo y uno debe tomar partido, por Paulina, claro. Lo interesante es la transfiguración del personaje ante los ojos de Paulina que, no necesariamente cambia con el tiempo. Y finalmente, "Pico de cera", cuento con su picardía entre dos cargadores de la Merced que tras una noche de copas pierden entre sí, pero con resignación. Y así, como estos, hay más cuentos con humor, porque ese es el gran hilo conductor del libro, esa como mala leche y humor negro que viste todas las anécdotas, ese sarcasmo ante nuestros actos, esa cosa de que todos somos personas ante los cuales, alguien cualquiera puede soltar una tremenda carcajada por nuestros actos. ja, ja
Editorial Cisnegro
232 p
Un lugar seguro, Olivia Teroba
Creo que Un lugar seguro de Olivia Teroba, del que sin duda se ha escrito mucho ya, es el uso de muchas herramientas de la narración para el despliegue de lo ensayístico. Parto de la idea circular: empieza con la relación entre ella y su hermano, quien se ha mudado a su pequeño departamento en la Ciudad de México y al final, el hermano se nos vuelve a aparecer como un perfecto cierre de este viaje personal, pero que también discurre hacia la escritura, la extranjería, las relaciones filiales y la soledad, así como la violencia ejercida contra el cuerpo femenino y en suma, contra las mujeres. Es un libro entrañable porque hay un código de confidencia que envuelve el otro: la soledad, el apunte histórico, la crónica de las desapariciones y la inmigración, el arte, la extrañeza ante la vida cotidiana. Es, también, un breve prontuario sobre Tlaxcala, de donde es originaria Olivia, y los textos sobre el estado sirven para incluso, entender la otredad de la misma autora que también se centra en una ocasión en Elena Garro. Hago un apunte tal vez poco gentil: como que hablar de Elena Garro es piedra de paso para toda una nueva generación de autoras mexicanas. Homenaje, sin duda, pero también, ¿visita forzosa? En este caso me parece más natural, pues este libro, la primera versión de este libro fue hace muchos años, muchos. En fin, volvamos a que Un lugar seguro es un libro entrañable, donde asoman los padres divorciados, la pérdida de una casa, la extrañeza de una ciudad, el cuerpo como presencial nudosa en lo cotidiano, el amor a los padres. Y la literatura, claro, ya que por aquí o por allá, Olivia nos comparte sus libros de referencia.
Las afueras
123 p
La mano que cura, Lina María Parra Ochoa
Esta novela tiene muchas imágenes que me gustan, pero acaso con la que más conecté fue con la de hundir los dedos en la tierra y sentir, al momento, el crecimiento de las raíces, el despertar de la savia, el estirarse de las hojas y los tallos. La mano que cura, cuyo significado en la novela es también muy hermoso, relata la historia de tres generaciones de mujeres que se unen al convite con lo sagrado que fluye de Ana Gregoria a Soledad y finalmente a Lina, quien debe decidir qué hacer con la biblioteca que ha dejado su padre al morir. Pero, parece que no es lo único que ha dejado, sino también una sombra, algo que araña el paso de Lina por la casa familiar y que tiene un olor a lodo. A partir de esta premisa nos asomamos a la formación emocional, sentimental y sagrada de las tres, acaso con mayor énfasis en la madre, Sol. Son muchas las cualidades de esta novela de Lina María Parra Ochoa, pero resaltaré cuatro: la oralidad. Cada capítulo está construido con una narración en vivo, es decir, poco espacio para que asome el afiche literario, la construcción literatosa, aquí todo es una secuencia de confesiones que vuelven la lectura adictiva. Lo segundo son las sensaciones. La mano que cura hace todo un ejercicio de olores, sabores, el tacto y la memoria. No podría ser de otra manera para una historia que mana desde la relación de estas cuatro mujeres con la naturaleza y lo sobrenatural. En especial, hay una escena que tiene qué ver con arena y con ojos. No pude quitarme la sensación de traer arenilla en el cristalino. Y la tercera, es la estructura. Aunque puede parecer sencilla de leer, la novela tiene sus saltos temporales y sus cambios y perspectivas del narrador, así como sus promesas de información que se cumplen a su tiempo y que le dan tensión a la trama. Y cuarto, la prosa. Hay secciones donde realmente avanzas sin aliento, en largas oraciones o párrafos donde se habla de la magia y el dolor, de la selva y los hallazgos. En fin. Una novela redonda, bien contada, con alma, con esa sororidad que sí se da entre pares y que no necesariamente tiene que ver con el género, pero novela que también, hay que decirlo, en ocasiones un poco pesada y tal vez, con un final algo predecible, pero que no evitan que el viaje sea sensible, intenso y luminoso. Gran novela. Por cierto, el gran acierto de la construcción de todos los personajes, algunos con detalles nada más, otros con su profundidad, todos sirven a la belleza de la historia.
Editorial Polilla
264 p
Ex Yugoslavia, Pierre Herrera
Leo poco ensayo, pero estos meses intento leer más. Por eso recibí con agrado el regalo de este libro, Ex Yugoslavia de Pierre Herrera, ensayista michoacano, ex becario de la FLM. Varias cosas me hicieron conectar con el libro, del que conocía su existencia porque alguna vez me llegó en una tanda de esa editorial para vender, pero que no había podido leer. El primero es el eje con la conexión sentimental, que está tan en boga en el ensayo contemporáneo, cosa que no me disgusta. Me parece que el simbolismo de la vida propia funciona muy bien para "hablar" más directo con quien lee el libro. Como si, esa sentencia de saber más sobre el que escribe, facilitara la conexión emocional con las ideas. Postura fácil o no, quién sabe. Entonces, para mí, cuando Pierre hace ese bello retrato de su padre y el gusto que tiene por la Fórmula 1, me conecta con mi propio gusto y con su padre. Estoy de acuerdo en todo lo que se dice al respecto de este deporte y de la rivalidad Sena vs. Proust. También Pierre habla de la dispersión y para eso utiliza el símbolo desmembrado de Yugoslavia, país que siempre me ha gustado, no sé por qué. Es especial el texto de la miss Sarajevo, por mencionar algo, así como la revelación sobre la hermana mayor muerta del autor. Con esa urdimbre, Pierre nos entrelaza con su historia personal, con un ex país de Europa del este, con sus relaciones familiares, pero se mete a fondo con dos ensayos de largo aliento sobre la escritura con Tejido de presencias y Lo que estuvo fragmentado. Ensayos donde entra en la otra variante del ensayo, la que omite lo personal, para generar un diálogo de idea más idea. Algo que también celebro es el tono casi confesional, más no sencillo, de muchos de los textos. Es como escuchar al autor ante una cerveza, un sábado cualquiera, entre el bullicio de los comensales, del tráfico, del sol que entra por una ventana. Y los títulos, amé varios títulos como el de Los muertos que nos topamos antes del amor. Y me dio tristeza saber que he sido un muerto, ¿no? para alguien. Y el amor también para alguien. Y pues somos ambas cosas siempre, supongo. En fin. Todos somos como Ex Yugoslavia, al fin de cuentas. Gran libro de ensayo.
Editorial Paraíso Perdido
98 p.
Thursday, April 03, 2025
Los años de espera, Fumiko Enchi
Tomo está casada con Shirakawa, burócrata de alto rango en una provincia japonesa en el último tercio del siglo XIX. Como la educación lo dicta, todos los deseos de su esposo deben ser cubiertos sin chistar, incluso si éstos atentan contra el amor propio y el buen nombre de la familia. Cuando Yukitomo, nombre de pila de Shirakawa, decide que su posición le permite tener una concubina, envía a su esposa para que le busque una en la provincia de Tokio, una chica dócil que él pueda conquistar y quedarse para sí el resto de su vida y que Tomo pueda educar y no sentir celos o rivalidad con ella.
De esta manera inicia esta novela de Fumiko Enchi que descubre las vidas de varias mujeres atormentadas por el deseo masculino, pero también castigadas por el precio de la educación tradicional japonesa. Con un estilo que baila de la parquedad a lo poético, Enchi retrata las vidas al interior de las mansiones, los secretos entre esposa y concubinas -sí, el insaciable Yukitomo no se contenta solo con una-, así como la añoranza de la filosofía budista para salir de la incomprensión de una vida puesta al servicio del egoísmo del otro. Varias son las sorpresas que tiene esta novela, no sólo por la entrada y salida de las concubinas, sino también por el retrato del paso del tiempo. Vemos a Suga, una crisálida que habrá de ser domada por su señor y que nunca terminará por abrir sus alas, a Michimasa y Katsuko, hijo e hija de la pareja, el primero un ser violento y cruel, que no tiene el respaldo de sus padres y la segunda, una chica frágil y fría que ha crecido viendo el ir y venir de concubinas en la habitación de su padre.
Es una historia generacional, porque nos lleva hasta la primera mitad del siglo XX y los avatares de los nietos del matrimonio, así como la llegada de nuevas filosofías. Y en toda la novela, la figura de Tomo se acrecienta: de sumisa a rebelde, pero también con una rebeldía que se antoja articial y que tiene, en el final, su explosión. Es una gran novela, simbólica, para nuestros tiempos, sensible y pulcra, sin duda deben leerla.