Esta novela tiene muchas imágenes que me gustan, pero acaso con la que más conecté fue con la de hundir los dedos en la tierra y sentir, al momento, el crecimiento de las raíces, el despertar de la savia, el estirarse de las hojas y los tallos. La mano que cura, cuyo significado en la novela es también muy hermoso, relata la historia de tres generaciones de mujeres que se unen al convite con lo sagrado que fluye de Ana Gregoria a Soledad y finalmente a Lina, quien debe decidir qué hacer con la biblioteca que ha dejado su padre al morir. Pero, parece que no es lo único que ha dejado, sino también una sombra, algo que araña el paso de Lina por la casa familiar y que tiene un olor a lodo. A partir de esta premisa nos asomamos a la formación emocional, sentimental y sagrada de las tres, acaso con mayor énfasis en la madre, Sol. Son muchas las cualidades de esta novela de Lina María Parra Ochoa, pero resaltaré cuatro: la oralidad. Cada capítulo está construido con una narración en vivo, es decir, poco espacio para que asome el afiche literario, la construcción literatosa, aquí todo es una secuencia de confesiones que vuelven la lectura adictiva. Lo segundo son las sensaciones. La mano que cura hace todo un ejercicio de olores, sabores, el tacto y la memoria. No podría ser de otra manera para una historia que mana desde la relación de estas cuatro mujeres con la naturaleza y lo sobrenatural. En especial, hay una escena que tiene qué ver con arena y con ojos. No pude quitarme la sensación de traer arenilla en el cristalino. Y la tercera, es la estructura. Aunque puede parecer sencilla de leer, la novela tiene sus saltos temporales y sus cambios y perspectivas del narrador, así como sus promesas de información que se cumplen a su tiempo y que le dan tensión a la trama. Y cuarto, la prosa. Hay secciones donde realmente avanzas sin aliento, en largas oraciones o párrafos donde se habla de la magia y el dolor, de la selva y los hallazgos. En fin. Una novela redonda, bien contada, con alma, con esa sororidad que sí se da entre pares y que no necesariamente tiene que ver con el género, pero novela que también, hay que decirlo, en ocasiones un poco pesada y tal vez, con un final algo predecible, pero que no evitan que el viaje sea sensible, intenso y luminoso. Gran novela. Por cierto, el gran acierto de la construcción de todos los personajes, algunos con detalles nada más, otros con su profundidad, todos sirven a la belleza de la historia.
Editorial Polilla
264 p
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