Saturday, January 25, 2025

El jilguero, Donna Tartt

Una de las primeras cosas que debo decir de este libro es que nunca había leído algo que tuviera más de mil páginas y que leer al menos las primeras 700 fueron una delicia. Las restantes 300, me parece, aceleran un final que también pudo ser antes. Alguien me dijo alguna vez que una novela de 500 páginas tenía detrás de sí a un autor que no había tomado decisiones difíciles, que no se puede contar todo. Por supuesto, cuando se escribe, todo el tiempo se están tomado decisiones, no se puede narrar el mundo, sino tan solo una selección. Y la decisión de cuánto prolongar ese mundo no siempre es la más inteligente.
En cuanto a El jilguero, de Donna Tartt, debo decir que disfruté mucho la lectura de la obra. 
La historia se puede resumir de esta manera: el joven Theo Decker hace una maldad en su escuela junto con su compañero Tom Cable y debe ir con su madre a recibir el regaño. Pero ese día de la cita les queda una hora libre y deciden pasarlo en el MET, específicamente en una exposición temporal de los maestros holandeses del siglo XVIII. Mientras su madre va a la tienda para comprar el regalo para su jefa, quien cumple años ese mismo día, Theo se queda en un ala del museo donde se exhibe el cuadro de El jilguero de Mauritius Frabbritius; un cuadro pequeño de un ave atada a un pedestal. Junto con él, hay un anciano y una chica pelirroja, que Theo ha seguido durante su visita al museo puesto que van casi a la par por las mismas salas. La visita se ve interrumpida por un ataque terrorista que destruye el museo y a la que Theo, el anciano y la chica sobreviven, pero heridos los últimos dos. En un breve intercambio entre el viejo Welty y Theo, éste le entrega un anillo y le da una dirección a donde llevarlo, pero al mismo tiempo le dice que se lleve el cuadro. Theo logra salir por una puerta trasera hacia Central Park y llega a casa mientras espera que su madre, quien no ha sobrevivido, vuelva con él.
Esto que acabo de resumir son, acaso, las primeras doscientas páginas de la novela y créanme que no les he arruinado la lectura: todas estas primeras páginas son hermosas, llenas de erudición, de profundización en los personajes, de paisajes internos y externos narrados con pulcritud, amor y belleza. Creo que todo el período adolescente de Theo Decker es tratado con maestría y termina pasadas tres cuartas partes de la novela. Después el adulto Decker no resulta tan atractivo, en parte porque la misma novela recuerda que debe ser terminada y se notan las tuercas, las concesiones del lector para volver verosímiles cosas que no lo son tanto y llegar, al final, a una hermosa revelación sobre la relación de nosotros con el arte.
Sí, El jilguero es una hermosa novela cuando recuerda que solo se trata de novelar la vida. Con qué delicia narra cuestiones innecesarias, con que habilidad captura la vida y el arte, y el dolor y la emoción. La misma ciudad de Nueva York se engrandece en las páginas de la novela como un personaje más, así como el famoso MET. Léanla. A mí me gustaron, además, las reflexiones sobre el arte, sobre la reparación de antiguedades, la dicha alcohólica y drogadicta de Theo y su amigo Boris, la hermosa reflexión sobre la madre y el ímpetu lúdico y salvaje del padre. En suma, una gran novela, que luego se acelera a terminar con finales felices :( 

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