Monday, June 16, 2025

Mi guerra ajena, Marina Colasanti

Compré este libro en una feliz Feria del Libro de Guadalajara en la que todo era normal. Iba por el pasillo de las editoriales infantiles, charlaba con unas mediadoras de lectura y luego lo vi: Mi guerra ajena, Marina Colasanti. Sólo quedaba un ejemplar y se lo arrebaté a una colega. De entonces a la fecha, pasó otra vida y finalmente la semana pasada lo empecé a leer. Yo sé de la trayectoria de la escritora, pero la verdad es que nunca la había leído. Me gustan las biografías o memorias de autores, como Volando solo de Roal Dahl, y Mi guerra ajena no me defraudó. Una niña Colasanti narra las peripecias de su infancia en medio de la Segunda Guerra Mundial, su primera residencia en Asmara, donde su padre, soldado del Duce, ha sido enrolado tras la conquista de Etiopía. Desde ahí saldrá a su segunda casa, Italia, y en donde pasará de ciudad en ciudad huyendo de la guerra, hasta que finalmente su destino la pone en dirección a Brasil. Pero en ese periplo, Colasanti nos habla de otras cosas en realidad: de la vida y sus carencias, de la gente, de plazas de árboles tras muros secretos, del sabor extraño de la achicoria que sustituye el café, de su joven cuidadora, Gina, que una tarde maldita encontrará a tres soldados alemanes que la dejarán casi muerta en un campo, del padre, Mamfredo, que ama la guerra, de la madre seria que mira por los balcones de los cuartos rentados en un hotel. Y habla de las castañas que se encuentran por azar y salvan la hambruna, y los bombarderos y en estar en el filo de las ventanas. Habla de la cocina y las pastas de la abuela, del hermano, de la confección de vestuarios para películas que hace su tío para la Cinecitá. Es una biografía, una memoria de la infancia que, como toda buena memoria de la infancia, desafía el mundo de los adultos. Hace días leí otro libro sobre cómo los niños lo saben todo y es cierto. De todo lo que cuenta Colasanti, me quedo con esta escena: su padre, soldado, (de hecho así empieza la memoria, con la boda de los padres). Ella ha crecido viendo soldados, a valerosos soldados italianos que han peleado en África y en el norte de Italia. Para ella, los soldados italianos son muestra de honor y gallardía, pero cuando viaja a Brasil, a un Brasil que estuvo del lado de quienes ganaron la guerra, descubre que para los niños de la plaza por donde vive, los soldados italianos son muestra de cobardía, de gazapos, de cosa perdida. Y Colasanti se enfrenta a eso, les dice que ella sí los vio luchar, que los vio marchar, que los vio ganar y perder y ganar la guerra. Pero los niños no entienden. Yo sí sufrí los bombarderos, yo sí vi las tanquetas, las bombas, etcétera. Pero los niños se ríen, se mofan de sus valerosos soldados. Esa escena me rompe el corazón, ahí está toda la fragilidad humana, el otro, el yo, puestos en juego por la maquinaria de la violencia y la publicidad. En fin, qué bellas memorias. Tan bien escritas. Tan humanas. Tratándose de Marina Colasanti no podían ser de otra manera.


Babel libros

396 p

Monday, June 09, 2025

Bravas, Nuria Kaiser

He leído recientemente libros de cuento. Y he tenido la fortuna de que son buenos o, al menos, encuentro en ellos cuentos geniales, que destacan y jalan al resto del libro. Lo mismo me pasó con Bravas, de Nuria Kaiser. Leí los primeros dos cuentos y luego dejé el libro y no lo volví a retomar sino hasta ayer. Había olvidado por completo que había leído estas historias, pero rápido las recordé, pero no así que solo había leído dos cuentos. Uno de ellos, de los mejores del libro, "Paraísos perdidos", en el que una mujer contrata a una empleada doméstica y poco a poco termina siendo ella la empleada doméstica de la casa, hasta el grado de no ser ya considerada la esposa del matrimonio. Eso tienen estos cuentos, que no dejan concesiones, que los personajes entran en una espiral y la autora los lleva hasta su condenación o bien, nos sorprende con que no cambian. Entonces, tenemos dos oponentes que no darán marcha atrás hasta que uno destruye al otro, como en "Así vivíamos bien", en el que una joven feminista llega al pueblo de la narradora y empieza a "despertar" a las mujeres del sitio para que luchen por sus derechos, hasta que la oponente de la chica toma una decisión para salvaguardar lo que ella considera que es su pueblo. Yo me temía que en algún momento el cuento se volviera uno más de la agenda feminista, que luego sí hay en muchas narradoras y donde los finales y los personajes son previsibles, pero Nuria recuerda que hay que contar una historia, no dar un panfleto. Es un gran texto. Los cuentos en donde se habla de las relaciones maritales, en cambio, dan mucho peso a la agenda feminista, por decirlo de alguna manera, y lo hacen con gran profundidad psicológica y en ese sentido "Un nuevo orden" es un gran relato en el que una mujer, cansada del dominio y abuso emocional de la rectitud de su esposo, idea una manera para llevarlo a sus límites en tanto ella se empodera. Un gran, gran cuento. Y así por lo general, todos los relatos. Acaso el primero del libro, luego de leer los otros, palidece, porque se le ven las exigencias para que el lector acepte el pacto de esa historia en particular, pero los demás son cuentos bien trazados, con personajes muy humanos, contradictorios, abusados y abusivos. Muy buen libro.

104 p
Ficticia

Saturday, June 07, 2025

Más allá de la carne, Jazmín García Vázquez.

 Me parece que, de un tiempo para acá, la literatura de terror escrita por mujeres se ha puesto de moda, sin duda por la fuerte influencia de ciertas novelas también escritas por mujeres en Latinoamérica. El punto en común es que existe, en estos libros, una reivindicación de la bruja o santera o mujer sabia, que guía a las otras mujeres a una especie de revelación que las liberará del patriarcado, para ejercer de nuevo un matriarcado como ha sido en tiempos pasados. En este conjunto de cuentos, me parece, salva con mucha dignidad el uso de este personaje y hay una frase que lo dice con mucha claridad en el cuento de "No existen las brujas", en donde un par de hermanas asiste con una mujer para que le ayude a una de ellas a despojarla del feto que lleva en su interior, producto de la violación del padrastro: "Pude ser la curandera, o la mujer sabia, pero no, ellas decidieron que sería la bruja". Esta sencilla aseveración me parece, es luminosa para una buena parte de la literatura latinoamericana sobre este tema porque aclara, refleja y despoja del misticismo que suele rodear a las brujas que, en este libro, son impulsoras de una revelación para las mujeres en un feminismo que empodera. Entonces, en estos cuentos, hay brujas, mujeres sabias que ayudan a otras mujeres a encontrar su bestialismo, pero también a redimirse. Y hay fantasmas que han olvidado que lo son, actos mágicos, fetos enterrados bajo los árboles, persecuciones orquestadas por los hombres contra las mujeres, etcétera. Pero, a diferencia de otros cuentos que buscan señalar el acoso del hombre y el empoderamiento de la mujer, aquí no se siente la agenda. Y creo que por eso, es mucho más valioso este libro y para muestra "Coyotes", un hermoso relato de amor entre una madre y su hija, entre la naturaleza y la noche  y sus hijas, las jóvenes y adultas, las mujeres que encuentran un espacio de paz. Dice Virginia Wolf que toda mujer necesita un cuarto propio, pero este cuento de Jazmín García Vázquez parece decirnos que Virginia se queda corta: busca otro espacio para estar encerrada en sí. No, dice Jazmín, en el fondo, toda mujer necesita un bosque propio para estar con sus hermanas y la noche.

106 p

editorial Reverberante

Rosario Tijeras, Jorge Franco

Rosario, Rosario Tijeras. Vi la película hace años y me gustó, pero tenía pendiente leer el libro o mejor dicho, el libro me recordó ciertas cosas de la película. En fin. Que así es la lectura: un vaivén. Ahora que la he leído al fin, no sé qué decir. Está bien. Entretiene. Veo el poder que tienen los personajes o el por qué escandalizó en una época. O tal vez, en ese sentido, ya estoy maleado y el mundo del narcotráfico nos tiene ya fundidos que ya nada nos sorprende. Rosario llega en la madrugada al hospital después de haber sido baleada y, lo último que alcanza a hacer es hablar con su parcero, Antonio, para que la lleve. Así, el parcerito pasa la madrugada en espera de que los médicos le digan si se ha salvado, pero esas horas muertes le sirven para contarnos su relación con Rosario, con su hermana Jhonefe, con Ferney, su novio que alterna con su otro novio, Emilio, amigo del parce. Y lo que vemos es el mundo del narco en el Medellín de los 90, cuando Pablo Escobar dominaba la ciudad. Incluso la novela hace alusión a ese punto, cuando Escobar pagaba mucho por cada tombo asesinado, es decir, cada policía. Nunca queda claro en el fondo, qué hace Rosario, sicaria, por supuesto, porque la novela es un ir y venir de la nostalgia y el deseo del parcerito por ella, testigo al final de la vida salvaje de ella con Emilio y Ferney. En fin que al menos ya puedo decir que la leí. :). Eso sí, como buena novela te lleva hasta el final.

156 p
Mondadori

Los días perfectos, Jacobo Bergareche

 Compré esta novela al vuelo, confiado en lo que decía el cintillo (ojo aquí, editores noveles, estas cosas sí funcionan) sobre la cantidad de libros vendidos y luego, cuando leí la contraportada (ojo aquí también, editores noveles, una buena contraportada funciona aún mejor) y ambas lecturas le dieron la razón al libro. Los días perfectos es un libro que además me ha destrabado, que me ha podido dar un empujón a un par de ideas felices -y puede que tristes también-. La idea de que entre la nada y el dolor, prefiero el dolor, como dice Faulker en Las palmeras salvajes y como repite Faulker a su amante Meta Carpenter en una carta que le envía cuando su relación apenas empieza. La traducción dice pena, en lugar de dolor, pero creo que dolor es lo real. Cuando uno termina una relación solo queda el dolor que oscurece esa otra cosa que también ocurre en las relaciones: los días perfectos. Esos días perfectos que también solemos tener con las personas que vamos amando con la vida. Sí, porque no sólo se ama una vez y para siempre, sino muchas veces y por momentos que permiten, que en ocasiones, ese amor para toda la vida no termine por desgastarse y perdure conformado por otras cosas. Al menos esta es la tesis central de esta breve pero emocionante y liberadora novela. Luis se embarca a Austin a ver a su amante de los últimos dos años, a la que suele ver unos dos o tres días cuando coinciden sendos congresos de arquitectura y de periodismo. Pero ya en Austin, recibe un escueto mensaje de ella, de Camila, donde le avisa que a último momento su marido decidió acompañarla, que dejen todo ya mejor en el recuerdo. Desbalanceado, Luis se encierra en el Harry Ramson center en donde encuentra las cartas de Faulkner a su amante y con ella reproduce sus días perfectos con Camila, pero también reflexiona sobre sus antiguos días perfectos con Paula, su esposa, y al final mueve sus piezas, porque si hay algo que nos revoluciona es el dolor. El dolor es lo único que, al parecer, nos permite ser más claros con nosotros. La novela es un ensamblaje perfecto: separado por dos cartas: la que Luis le escribe a Camila como último intento, no de recuperarla, sino de resguardar esos días perfectos y a Paula, de cómo recuperar eso que se ha perdido entre ellos. En fin, que es una estupenda novela. O al menos eso creo yo que justo he pasado por estos vericuetos emocionales el último año y que, al final, he pensado, caray, he tenido mis días perfectos en el último año. Y claro que han valido la pena, aunque trajeran dolor.


177 p

Libros del Asteroide

Sunday, June 01, 2025

Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enríquez

Llego tarde a leer a Mariana Enríquez, pero lo hice con uno de sus libros emblemáticos, aunque sin duda tiene varios de ellos. Y el libro que leí, ya se puede leer en el título de este post, es Las cosas que perdimos en el fuego. Sin embargo, la edición no es la de Anagrama, sino la edición para el público de habla hispana en Estados Unidos, publicada por Vintage Español. La portada, dicho sea de paso, es muy bonita. Realmente muy bonita. En ella se ve, entre el fuego y las ramas secas, víboras de tonos anaranjados y amarillos que se entremezclan con lo que se quema, soles blancos, árboles y ramas del mismo color, espinas. Claro que es un libro espectacular. Mi idea original era hacer una reseña compartida entre el libro anterior de cuentos de Alfonso Reyes y éste, pero al final me di cuenta de que sería muy desventajoso para Reyes, puesto que es un autor, digamos, 120 años en el pasado. Y aun así, hay cuentos de él que no le quedan a deber nada a la contemporaneidad y al mismo tiempo, hay relatos de Mariana Enríquez que tienen esa carga real y de gran prosa que se utilizaba a principios del siglo pasado. En fin. Iré por mis favoritos. Sin duda, "El chico sucio", con su gran carga de maldad esa maldad que da la miseria cotidiana, cierta pobreza que busca en los rituales una salvación. Gran, gran relato. "Los años intoxicados", separado por años, en los que un grupo de chicas vive su despertar sexual, citadino, violento, al misterio de la vida adulta con un frenesí, una ausencia de límites que vuelven a las chicas y al relato mismo un festín de emociones. "La casa de Adela". Una gran manera de contar una historia hasta cierto punto común de casas abandonadas. Aunque se intuye el final, la prosa es lo que aquí hace su aparición -en todos los cuentos, en realidad-, y no quieres dejar de leer porque la construcción de la atmósfera y el quiebre psicológico de los personajes no te suelta. "Tela de araña" es un grandísimo retrato de la vida adulta, del fastidio del matrimonio entre dos personas que no se aman, hay un peligro latente en este cuento que al final se vuelve un misterio. Un asomo el terror no de lo fantástico, sino de la violencia de los hombres contra los hombres. Es un relato tremendo. "Fin de curso" es, para mi gusto, el mejor cuento del conjunto de historias. Con una vuelta de tuerca estupenda y esa maestría de las grandes cuentistas. Una maldad diabólica que sí te pone los pelos de puntita. Y ya. El resto de los cuentos es bueno, pero empecé a cansarme de leerlos. Avancé rápido algunas páginas y de pronto me pareció que un volumen más breve habría sido mucho más contundente. "El patio del vecino" es terrorífico a su manera, al igual que "Verde rojo anaranjado". Tienes chispas de maldad. Lo que me gustan del conjunto general del libro es esa atmósfera sucia que revolotea en todas las historias, esa maldad que viene más que de lo maléfico, de cierta mezquindad y mediocridad humana. Hay muchas parejas rotas, aquí, muchas familias destruidas, muchos actos movidos por la inconsciencia humana para dañar al otro, como una gota que cae y cae y cae y termina horadando un cráneo. En fin. Gran libro.

Vintage Español
197 p