Robert Neville vive en una casa que es más bien un acorazado que está protegido por ristras de ajos, espejos, cruces y luz artificial. Afuera, del otro lado de las casas quemadas y el llano, están ellos. Los nuevos pobladores de la tierra a los que Neville caza cada día, después de sortear la noche escuchando sus chillidos y en particular el de su viejo vecino, Ben Cortman, que siempre lo increpa a salir y enfrentarse a él en la noche... pero Neville lo sabe. Así como para él es el día, para ellos, los vampiros, es la noche. Así que entre ambos crece una lucha sorda: la de Neville por sobrevivir y erradicar la plaga de la humanidad y la de los vampiros, tal vez, por erradicar al último humano sobre la tierra, pero en este mundo que ha perdido la normalidad, ¿quién representa en realidad lo es normal o lo que ya no lo es? Con esta premisa, Matheson ha construido una novela clásica, de la que se basa la película del mismo nombre, interpretada por Will Smith. Si bien en la película, Neville tiene ciertas particularidades que pueden ayudar a su gesta: es un biólogo eminente, que ha perdido a su hija y esposa por causa de un misil, y que tiene la esperanza de encontrar a otros como él, mediante un anuncio, además de contar con la compañía de un perro labrador, el Robert Neville del libro es uno mucho más humano, más cercano al hombre promedio y al que, por supuesto, le han pasado cosas con el horror mucho más complejas. Este Neville es un hombre cualquier, que sobrevive a los vampiros como puede, es un hombre que, al menos en los primeros capítulos, tiene una tensión sexual latente, ante las mujeres vampiro que se pasean frente a su puerta mostrando sus cuerpos flacos, pero desnudos. Es un hombre irascible, que pierde la cordura de cuanto en cuanto y que avanza a cuenta gotas con una idea salvadora. Sí, también tiene un perro, pero éste no es tan amigable como en la película y también, como en la cinta, casi al final tiene un encuentro fortuito que le cambiará su destino y que lo llevará a la gran reflexión de la obra, de lo cotidiano, de dónde surgen las leyendas en el viejo y en el nuevo mundo y el papel que él representa en esta nueva ¿sociedad? en la que sobrevive. De capítulos breves, de prosa eficaz, directa a la acción, Soy leyenda es, sí, una leyenda en la literatura fantástica que tantas buenas historias nos han dejado. Bien vale la pena pasarse un par de horas o una mañana o un día enfrascado en las aventuras de este hombre que pasea por una ciudad, Nueva York, Chicago o Bóston, podría ser, en una camioneta y con las estacas listas para horadar los corazones plagados de los vampiros.
Friday, October 03, 2025
Friday, September 19, 2025
Los vendedores de almas, Alejandro Páez Varela
La Genara, Rosina Conde
Sunday, September 14, 2025
Li, Nicos Cavadias
Saturday, September 13, 2025
Raíz que no desaparece, Alma Delia Murillo
Esta historia inicia el día que desmontan la palmera de Reforma, la mítica palmera de Reforma en la glorieta de Insurgentes y Río Rhin. En el acto, una mujer que busca a su hijo intenta hurgar en las raíces de la misma porque soñó a su hijo y en el sueño éste le indicaba que se encontraba debajo de un árbol con troncos y raíces negras. Este es el punto de partida para esta novela que indaga en los elementos inquietantes de la desaparición por violencia de personas en México, además de la relación simbiótica de nuestra naturaleza con la naturaleza de los árboles. La periodista se suma a un grupo de buscadoras en donde intima con Ada, la mujer de la glorieta, y con un joven empleado de la fiscalía. Lo interesante y más poético de este libro, es que la búsqueda inicia en los sueños: los sueños que tienen las madres y padres de familia de personas desaparecidas y en dónde éstos les indican que se encuentra su última morada. Un libro ligero, construido con sueños, cartas, biografías reales de personas desaparecidas y una periodista que a pesar de transitar por una separación amorosa, se enlaza también a ayudar a encontrar el cuerpo, al menos un cuerpo de los más de 125 mil que hay en nuestro país, con cifras aumentando.
242 páginas
Alfaguara
Wednesday, September 03, 2025
El hombre de barro, Adriana García Roel
Este libro es un clásico en la literatura del norte de México y, específicamente, del noreste. Adriana García Roel era una autora muy joven cuando obtuvo un premio por esta novela que está emparentada mucho con un estilo de novela de ese tiempo que hacía el retrato de las sociedades campesinas o en las periferias de las ciudades, y lo hacía con el retrato -literario- del lenguaje de esas comunidades. Aunque la novela, entonces sí toca cierto costumbrismo, logra salir airosa del solo retrato de la vida campesina y me parece que es algo más allá. La historia inicia con un zoom: el narrador, un hombre del que no sabemos mucho, pero funge como un testigo bienhechor, ya que ayuda a la comunidad a la que se acerca, nos dice que, cerca del río que llega al pueblo, pero más arriba, en la sierra, hay un puñado de jacales en donde vive un grupo de personas a las que él va a conocer. Así, jacal por jacal, nos presente a sus habitantes, sus cuitas, sus dolores, sus amores, sus esperanzas y también sus tristezas. La novela avanza pues, como un conjunto de relatos de diversas personas, la chica que usa crema de víbora para curarse unos granos, los jóvenes enamorados que se envían cartas, el dueño de la tienda de la localidad, que lo mismo venden artefactos prácticos para la vida en el campo como amuletos, aceites y "güesos de gigantes" para curar empachos y cólicos. Cada historia nos acerca a cierto tipo de miseria, debo decir que el capítulo que más me gustó y más me hizo reaccionar fue el del pequeño niño con hidrocefalia que muere pronto y la manera como se retrata el funeral y el dolor son muy buenos. También la primera historia, la del parto de Nativas, y las del grupo de burreros que llegan a la localidad me agradaron tanto como la narración del río manso que se vuelve venida de agua tras una tormenta y acaba con todo. Hasta aparecen las "cocas guisadas", ¡gran receta! Y lo mejor de la obra es que el lenguaje salta entre la captura del argot campesino con largas y bellas descripciones sobre la sierra, sobre el río, el silencio y la noche en la montaña. Me recordó mucho a Rulfo, sobre todo el del Llano en llamas, porque si en aquel hay venidas de ríos, acá también, si allá hay líos de faldas, en este también, si en aquel hay santos herejes, lo mismo ocurre en El hombre de barro, cuya idea final es esa: que solo somos barro dentro del barro, barro cubierto del barro final de nuestra tumba.
304 p.
Fondo Editorial Nuevo León
Universidad Autónoma de Nuevo León
Sunday, August 31, 2025
La noche y el día de Ayami, Bae Suah
Compré este libro hace relativamente poco tiempo y, como me volví a enganchar con la lectura, me di tiempo de leerlo el día de ayer. Además es corto, así que no representó mucho tiempo. Está traducido por Ana Barragán. Ahora dicho esto, no lo entendí. O el libro no era para mí. O me pareció un libro algo tramposo. Como cuando no se tiene algo que contar, pero se introducen perspectivas y elementos de relleno, auxiliares que den páginas. La idea es interesante: una mujer atiende un teatro para ciegos, es decir, donde sólo se reproducen sonidos y se lee, actoralmente, un libro. Sin embargo, la novela nos sitúa justo en el último día que este auditorio estará abierto porque la "fundación" de la que no se dice más, supongo que ha de ser alguna entidad coreana -sí, el libro ocurre en Seúl-, decide dejar de subvencionarlo para en su lugar poner ahora una galería de arte que, misteriosamente, funciona también de la noche a la mañana. Ayami, que después sabremos que también tiene el nombre de Yeoni, fue una una niña huérfana, que vive con una anciana que recibe unas pastillas azules que le entrega un hombre, Buhda, que incluye un capítulo de su vida en la novela, en fin. Hay repeticiones de personajes, de ciertas imágenes como vestidos de algodón demasiado almidonados, fotos, etcétera. La novela busca encontrar un tono, un atmósfera que sí logran novelas contenidas como las de Yoko Ogawa, en donde hay una fragilidad que permea las acciones de los personajes, pero me parece que aquí no lo logra. Bae Suah es un escritor célebre el Corea, y además, este libro lleva ya cinco ediciones, pero no pude conectar con él. Al final, el día y la noche de Ayami se volvió caótico para mí, no logré entrar en su propuesta y, como me dijeron hace tiempo, no todo termina bien ni tienes que estar en paz con todo lo que te sucede. Así que, bueno, si he de rescatar algo, es la idea de un teatro para ciegos. Esa idea me encantó. Creo que es un gran punto de partida para una novela que no sea ésta.
122 p
Shiro Libros