Friday, September 19, 2025

Los vendedores de almas, Alejandro Páez Varela

Ana Blanco y Joseph Galante son judíos seguidores del rabino Sabbatai Zevi quien amenaza con romper la relativa paz que existe en el Imperio Otomano en 1666 con su pronunciamiento como el Mesías. En la trifulca que se genera durante su aprehensión, Galante mata a uno de los 30 rabinos que lo inculpan a Zevi y, para evitar la horca, huye de Tesalónica hacia Polonia junto con toda su familia y también van, por su cuenta, la familia Blanco. Cuatros siglos después, un descendiente de los Galante se encuentra con Hans Bauer, un traficante de almas, es decir, un empleador de obreros para grandes construcciones y juntos idean la manera de ayudarse, pero también de servirse entre sí para que los hijos de ambos cumplan su destino que, inevitablemente, los llevará a las fauces del surgimiento del estado nazi en Alemania. Finalmente, un Galante más es conocido en el norte de México y conoce, al fin, a una Ana Blanco que, como su antepasada, tiene la desgracia de conocer el futuro. Y en medio de esto hay un juego de más dobles, de hombres silenciosos, de medidas inesperadas, del gusto por la música, de la inevitabilidad de la desgracia del pueblo judío y los progromos contra ellos, de una Europa siempre violenta y asolada por fanatismos, religiosos o políticos e historias de amor distorsionadas por la maldad. Es una novela compleja, sí, pero con ciertos arrebatos tanto líricos como prodigiosamente narrativos. No sé cómo explicar esto último: pero hay una prosa, hay un pensamiento metaliterario, hay un autor aquí que juega con la estructura, con los personajes y que, podemos decir, le sale bien. Aunque tal vez el final me parece algo abrupto y poco trabajado, en general todo el libro cumple muy bien con la propuesta narrativa. Espero que lo disfruten

202 páginas
Alfaguara

La Genara, Rosina Conde

Qué gran novela. Esta novela de Rosina Conde nos muestra el intercambio epistolar entre dos hermanas y sus cercanos. Genara está separada de Eduardo, después de descubrirle una infidelidad y le escribe y cuenta su vida a su hermana mayor, Luisa, quien vive en la Ciudad de México tras divorciarse de Martín, por motivos que más adelante se esclarecen. Al principio, se desahoga con su primo Federico, quien también está recién separado, después de que su mujer, quien además, está embarazada, lo deja por alguien más, pero después se nos presenta esa danza de quienes se separan y vuelven, vuelven y se separan. Pero nada es lo que parece y la mayor habilidad de la novela es mostrarnos personajes complejos, fallidos, que cometen los mismos errores de los que son víctimas. Me dijo Rosina que La Genara es una novela que leen mucho los colectivos feministas y no supe cómo interpretar eso, pero mientras leía lo entendí. Al final de cuentas, Genara es una mujer modelada por las figuras patriarcales, conformada tanto por la madre como el padre, que no ven a los hijos como un acompañamiento, sino solo como una responsabilidad, la madre en particular, es un peso que oscila del chantaje a la presión social, la hermana mayor presume de altura moral y desarrollo de inteligencia emocional, pero también se pierden a sí mismas; pero lo cierto es que tanto los hombres como las mujeres aquí descritos son hermosos y erráticos (tal vez los hombres no porque todos son retratados como abusivos, traicioneros e infieles, aunque uno es pintado medio bien pero no se salva de la quema), pero ellas también son puestas en sus faltas y en las maneras como solapan las faltas propias. En fin, un gran libro, menudo, sí, pero intenso, ágil, con mucha malicia narrativa. Rosina Conde es una de nuestras grandes narradoras. Este libro, escrito ya hace años, mantiene su contemporaneidad, porque lo que retrata es de todos los siglos: lo que sucede cuando un hombre y una mujer que se aman, se cansan de su amor y huyen de sí y del otro cometiendo las peores atrocidades posibles en el trayecto pero, pasada la tormenta, si son sabias, podrán encontrar algo, que también tiene la sentencia de ser efímero, pero igual y no. 

190 p
Desliz ediciones

Sunday, September 14, 2025

Li, Nicos Cavadias

Viajé a Saltillo a presentar un libro y me llevé unos en el coche para leer antes y pasar la tarde allá. Dicho sea de paso, mi tarde transcurrió con mucha tranquilidad. Comí unos baos vietnamitas que tenían realmente la consistencia de una nube y el sabor explotó en mi boca cuando además les agregué unas gotas de salsa siracha, macha y un aceite de orégano. Y, aunque llevaba otros libros, pasé antes a la librería Carlos Monsiváis y me encontré con las siempre viejas ediciones del Sunambulista que venden ahí desde hace años y que al parecer nadie compra. Los libros son casi saldos que parecen olvidados en el tiempo, pero que a mí me han dado a conocer al menos a una gran autora y hoy -ayer-, a otro autor que voy a seguir; me refiero a la gran Yoko Ogawa y ahora a Nicos Cavadías. La novela de Cavadías se titula Li. Es muy breve, no pasará de 20 páginas, me parece, igual y es más un cuento largo que una novela en sí. Pero es de esas obras que no necesitan tantos adornos. Hoy leía, en palabras de un colega, una verdad aquí en China -donde ocurre esta historia-: cuando no tienes una gran historia lo que haces es reunir varias historias mediocres. No es el caso. Lí es un breve relato conmovedor. Un hombre ya mayor, de casi 40 años, marino, llega al puerto de Hong Kong en el buque donde trabaja. Al instante, éste se ve rodeado por sampáns de donde baja una serie de personajes extraños que sirven a los marinos en toda clase de cosas: limpieza, cocina, vida sexual, etcétera. El marino toma para sí a una pequeña niña china de 10 años, que trae consigo, en la espalda, a su hermanos de algunos meses de nacido. La contrata para limpieza, sorprendido por su estampa y su voluntad. La chica toma todo lo que puede y lo guarda para llevárselo a su familia, que vive en uno de los sampáns en el puerto de Hong Kong. Lo que se crea entre ambos es una amistad, que termina llevando a Lí y al marino al puerto, para que ésta conozca a su familia a la que nunca ha visto pero que vive en tierra firme. En algún momento, el marino, enternecido, intenta cargar a Li y ponerla en su regazo, pero la chica se niega, pero al día siguiente viene con una mujer mayor y le dice que ella sí puede hacer lo que el marino quiere, pero éste explica que no quería aquello. Pero la niña es inteligente y vive para cuidar al marino en todo. Ese breve punto es medular en la historia, por eso lo relato: habla de una vida dedicada al servicio y de una vida que intenta capturar la fragilidad de los hijos que no se tienen. Al final cada quien se va. El marino le promete a Lí que volverá, pero ella le contesta, con sabiduría, que no lo hará, pero que está bien, que el dragón dorado, ese que nos permite alcanzar gracias a la ayuda de otros, cosas que por nosotros mismo no podemos, se presenta solo una vez en la vida. Ya fuera del puerto, en otro, el marino descubre, entre sus ropas, que Lí lava, acomoda y cuida, un pequeño dibujo de un gran dragón dorado en un papel viejo, sucio. La obra es sensacional: construye una amistad entre dos personas que no deberían tenerla: un viejo marino griego, poeta, una niña de los ejércitos de la servidumbre del puerto de Hong Kong. Y sin embargo, de uno y del otro lado, hay respeto, afecto, admiración, cada quien da lo que puede. Una parte emocional ocurre ya en el puerto, cuando el marino lleva a Lí a conocer la ciudad y ésta aprovecha para conocer a su familia que nunca ha visto, pero que gracias a su madre sabe dónde encontrar. El marino observa sin juzgar todos los actos, los ceremoniales, sin dejar de ser un poco como un padre, más bien, un protector, pero en alguna parte también le queda claro que, si puede ir a esos sitios en la ciudad, es sólo porque Lí lo protege. Con pocos trazos, apenas los necesarios, Cavadías construye un sitio mítico, atmósferas fraternas, misteriosas, una ciudad que se desdobla ante nosotros con su caos, tanto lacustre como terrestre. Gran y pequeño libro, sin duda uno de mis preferidos de ahora en adelante.

78 páginas
Editorial funabulista

Saturday, September 13, 2025

Raíz que no desaparece, Alma Delia Murillo

Esta historia inicia el día que desmontan la palmera de Reforma, la mítica palmera de Reforma en la glorieta de Insurgentes y Río Rhin. En el acto, una mujer que busca a su hijo intenta hurgar en las raíces de la misma porque soñó a su hijo y en el sueño éste le indicaba que se encontraba debajo de un árbol con troncos y raíces negras. Este es el punto de partida para esta novela que indaga en los elementos inquietantes de la desaparición por violencia de personas en México, además de la relación simbiótica de nuestra naturaleza con la naturaleza de los árboles. La periodista se suma a un grupo de buscadoras en donde intima con Ada, la mujer de la glorieta, y con un joven empleado de la fiscalía. Lo interesante y más poético de este libro, es que la búsqueda inicia en los sueños: los sueños que tienen las madres y padres de familia de personas desaparecidas y en dónde éstos les indican que se encuentra su última morada. Un libro ligero, construido con sueños, cartas, biografías reales de personas desaparecidas y una periodista que a pesar de transitar por una separación amorosa, se enlaza también a ayudar a encontrar el cuerpo, al menos un cuerpo de los más de 125 mil que hay en nuestro país, con cifras aumentando.

242 páginas

Alfaguara

Wednesday, September 03, 2025

El hombre de barro, Adriana García Roel

Este libro es un clásico en la literatura del norte de México y, específicamente, del noreste. Adriana García Roel era una autora muy joven cuando obtuvo un premio por esta novela que está emparentada mucho con un estilo de novela de ese tiempo que hacía el retrato de las sociedades campesinas o en las periferias de las ciudades, y lo hacía con el retrato -literario- del lenguaje de esas comunidades. Aunque la novela, entonces sí toca cierto costumbrismo, logra salir airosa del solo retrato de la vida campesina y me parece que es algo más allá. La historia inicia con un zoom: el narrador, un hombre del que no sabemos mucho, pero funge como un testigo bienhechor, ya que ayuda a la comunidad a la que se acerca, nos dice que, cerca del río que llega al pueblo, pero más arriba, en la sierra, hay un puñado de jacales en donde vive un grupo de personas a las que él va a conocer. Así, jacal por jacal, nos presente a sus habitantes, sus cuitas, sus dolores, sus amores, sus esperanzas y también sus tristezas. La novela avanza pues, como un conjunto de relatos de diversas personas, la chica que usa crema de víbora para curarse unos granos, los jóvenes enamorados que se envían cartas, el dueño de la tienda de la localidad, que lo mismo venden artefactos prácticos para la vida en el campo como amuletos, aceites y "güesos de gigantes" para curar empachos y cólicos. Cada historia nos acerca a cierto tipo de miseria, debo decir que el capítulo que más me gustó y más me hizo reaccionar fue el del pequeño niño con hidrocefalia que muere pronto y la manera como se retrata el funeral y el dolor son muy buenos. También la primera historia, la del parto de Nativas, y las del grupo de burreros que llegan a la localidad me agradaron tanto como la narración del río manso que se vuelve venida de agua tras una tormenta y acaba con todo. Hasta aparecen las "cocas guisadas", ¡gran receta! Y lo mejor de la obra es que el lenguaje salta entre la captura del argot campesino con largas y bellas descripciones sobre la sierra, sobre el río, el silencio y la noche en la montaña. Me recordó mucho a Rulfo, sobre todo el del Llano en llamas, porque si en aquel hay venidas de ríos, acá también, si allá hay líos de faldas, en este también, si en aquel hay santos herejes, lo mismo ocurre en El hombre de barro, cuya idea final es esa: que solo somos barro dentro del barro, barro cubierto del barro final de nuestra tumba. 

304 p.

Fondo Editorial Nuevo León

Universidad Autónoma de Nuevo León

Sunday, August 31, 2025

La noche y el día de Ayami, Bae Suah

Compré este libro hace relativamente poco tiempo y, como me volví a enganchar con la lectura, me di tiempo de leerlo el día de ayer. Además es corto, así que no representó mucho tiempo. Está traducido por Ana Barragán. Ahora dicho esto, no lo entendí. O el libro no era para mí. O me pareció un libro algo tramposo. Como cuando no se tiene algo que contar, pero se introducen perspectivas y elementos de relleno, auxiliares que den páginas. La idea es interesante: una mujer atiende un teatro para ciegos, es decir, donde sólo se reproducen sonidos y se lee, actoralmente, un libro. Sin embargo, la novela nos sitúa justo en el último día que este auditorio estará abierto porque la "fundación" de la que no se dice más, supongo que ha de ser alguna entidad coreana -sí, el libro ocurre en Seúl-, decide dejar de subvencionarlo para en su lugar poner ahora una galería de arte que, misteriosamente, funciona también de la noche a la mañana. Ayami, que después sabremos que también tiene el nombre de Yeoni, fue una una niña huérfana, que vive con una anciana que recibe unas pastillas azules que le entrega un hombre, Buhda, que incluye un capítulo de su vida en la novela, en fin. Hay repeticiones de personajes, de ciertas imágenes como vestidos de algodón demasiado almidonados, fotos, etcétera. La novela busca encontrar un tono, un atmósfera que sí logran novelas contenidas como las de Yoko Ogawa, en donde hay una fragilidad que permea las acciones de los personajes, pero me parece que aquí no lo logra. Bae Suah es un escritor célebre el Corea, y además, este libro lleva ya cinco ediciones, pero no pude conectar con él. Al final, el día y la noche de Ayami se volvió caótico para mí, no logré entrar en su propuesta y, como me dijeron hace tiempo, no todo termina bien ni tienes que estar en paz con todo lo que te sucede. Así que, bueno, si he de rescatar algo, es la idea de un teatro para ciegos. Esa idea me encantó. Creo que es un gran punto de partida para una novela que no sea ésta.


122 p

Shiro Libros

Wednesday, August 27, 2025

La noche de las reinas, Vicente Alfonso

Algo que me gusta mucho de la forma como narra Vicente Alfonso es que es un maestro de la estructura narrativa. Sí, como los viejos maestros, es hábil en la construcción de los escenarios, de la trama y del manejo de la información. Nada está escrito porque sí, sino que opera en el fondo de cada escena o cada sección, una verdad que se escamotea y que sólo saldrá hasta que quien lee lo necesita para quedar aún más atrapada. Una narrativa de telaraña, que atrapa y te lleva por donde él quiere. Además de la construcción de la trama es un hábil constructor de atmósferas, tanto de la que surge de los escenarios en donde transitan sus personajes como de las internas, las que suelen volver enfermizos y derrotados, sedientos de venganza, abúlicos o frágiles a sus personajes. Todo esto lo resuelvo al leer su novela más reciente, La noche de las reinas, en donde cuenta el ataque a un gobernador de Sinaloa durante el ensayo del Miss Universo en Mazatlán en 1978. Que lo diga de manera tan categórica es parte del encanto de la novela. Vicente se mueve con soltura por las coordenadas de la vida tanto política como sentimental de Mazatlán y sus alrededores. Trae al lector a la guerrilla, a las argucias de los políticos, al servilismo puro y soñador de cierto tipo de periodismo y de cierto tipo de escritores que dan por lo que anotan su vida o al menos sus sueños. La narración cambia de perspectiva cada cierto tiempo, pasa del periodista Garay, al gobernador, el Tiburón Higareda y a las dos reinas de la novela: Miss Sudáfrica e Irene, una jovencita de la sierra sinaloense. Entre estas cuatro voces reconstruye el atentado y el caos, porque si algo tiene esta novela es que no tiene un espacio de tranquilidad: todo está enfierecido, caótico, hay vallas por todos lados, retenes, gritos, tráfico, incluso en los espacios tranquilos algo se mueve con el ritmo de las caderas de Renata. Pringa en el ambiente calor, suciedad, olores putrefactos y sol, un montón de sol. En fin, pues una gran novela, que te mantiene sin que la sueltes. Pienso ahora que extrañamos o se extrañan esos narradores que saben que su trabajo es contar una historia, no tanto construir artefactos no ficcionales literarios, que suelen hacer bostezar a muchos, pero no es este el caso. Me parece curioso, eso sí, que el libro me recuerda a Volar sobre el pantano, de Gerardo Laveaga, del que también he escrito un reseña hace algunos meses. En fin. Gran libro. No cuento más, ojalá les atraiga.

156 p
Alfaguara

Saturday, August 23, 2025

La caja de colores, Arturo Cantú

Qué hermoso libro es La caja de colores de Arturo Cantú. Cantú fue uno de los pioneros de la literatura regiomontana a mediados del siglo XX y algunos años posteriores hasta que finalmente migró a la Ciudad de México para ocupar distintos puestos de la burocracia federal. En este breve pero luminoso libro, que podríamos emparentar con Las manos de mamá de Nellie Campobello, Cantú hace un retrato fragmentando -no sé si podría ser de otra forma un retrato sobre la madre- de la suya. Y nos la presenta a partir de su próxima muerte, que ya ella y él presienten. Pero, lo que hace Arturo Cantú, en estas memorias, es que nos lleva no a la muerte, sino al momento en el que su madre le reveló que un día ella y todos, habríamos de morir. Cantú retrata con calidez esa mirada infantil, del niño que cree que existe la inmortalidad hasta que es justo su madre quien le aclara que no, que todos habremos de morir. Entonces, él vuelve el rostro para ver a esa mujer que ama, esa gran mujer con su vestido verde, sus lazos, su fuerza, que lo lleva entre las calles del centro y no puede creer que esa mujer morirá. El resto de la obra gira alrededor de la infancia, de las visitas a la madrina, del estar en el mundo entre juegos y aventuras. Es un libro pequeño, no pasará de las 90 páginas, pero es un libro hermoso. Y refuerza, claro, toda esta teoría del amor maternal, todas estas reescrituras de la muerte como memoria. El título del libro justo tiene que ver con esto que les relato. La edición tiene además muchas imágenes de Gerardo Cantú, pero me distrajeron, la verdad, porque va con esa idea de que hay que ilustrar los libros, pero éste acepta dos cosas nada más: cero ilustraciones o bien, ilustraciones que sí vayan acorde con lo se escribe. Como sea no hace mella en lo sustancial: un libro poderoso, sensible, como pocos hay en la literatura mexicana contemporánea.


80 pag.

Universidad Autónoma de Nuevo León

Thursday, August 14, 2025

69 grados norte, donde habitan los silencios, María-Fernanda González Rojas

Como una buena parte de los adultos, a mi edad ya he tenido mis roces con el duelo; desde los más simples, acaso la pérdida de un objeto, hasta algunos mucho más complejos que tienen que ver con la pérdida de parejas, familia y futuros. Esto, por supuesto, no me ha preparado para los duelos que seguirán presentándose en mi vida a lo largo de ésta o bien, para el que yo deje en los demás ante una repentina partida. Como se dice de la escritura, que un libro no te enseña a escribir otro, una pérdida tampoco, acaso sólo te dan algunos puntos de referencias, pero ahondamos en ellos con mitad ceguera y mitad luz. Por eso, porque quisiera tener herramientas para el mismo, cada cierto tiempo leo o busco guía en libros que reflexionen sobre él. Así fue como llegué a 69 grados norte, donde habitan los silencios, de María-Fernanda González Rojas. En él, María-Fernanda, en una estructura interesante, reflexiona sobre la muerte de su madre, Martha Inés, a causa del cáncer. Escrito en triadas, María-Fernanda nos ofrece tres fragmentos de la vida de su madre, con un poema para cada texto, tres ensayos cortos sobre el duelo, la migración -que es otro tipo de duelo- y la herencia, que es, a final de cuentas ese repositorio eficaz de la memoria para mantenernos a flote. La herencia que nos da identidad. La herencia que nos señala el futuro. La herencia que es una casa en donde buscamos refugio para recordar que hemos sido antes, otros, que ese otro que hemos sido ha sobrevivido ya a otros duelos. Los ensayos van sobre la obra de Didion, Octavio Paz y Elizabeth Bishop, y los relatos construyen tres momentos: el momento en el que a Martha Inés le anuncian que su cáncer ha llegado a la etapa cuatro, el momento en el que Martha Inés luchó para evitar un fraude electoral en Camargo y finalmente, el recetario emocional y gastronómico de esta mujer compleja y silenciosa, en el que destacan el pastel azteca, el pollo almendrado, la carne en chile y el souflé de pan. Éste, me parece, es el capítulo breve más hermoso del libro, pero también diría que, aunque las sentencias que se recuperan de Didion, Bishop y Paz son contundentes, la que a mí más me conmovió fue la siguiente de la autora: "¿Con tu ausencia, qué parte de mí se ha borrado?" Y porque me decanta la idea, poderosa, de que cada duelo nos hace nacer a otro distinto. Un yo que evoluciona por el dolor. Nunca seremos más el de antes, el que no había perdido nada. Nunca podremos regresar a ese Edén, en el que no había muertos, en el que no había desamor, en el que no había tristeza o rencor, pero puede que, por la herencia, por la voluntad de resignificar, ese otro que nace, ese otro yo que aparece, escondido hasta entonces dentro de nosotros, pueda tener el alcance a algo más cercano a la divinidad, a algo más cercano a la belleza: la frágil y bella sensación de que el tiempo es breve. Que ya vienen. Que estemos preparados y con nuestros vínculos sanos para decir adiós. 

108 p
UANL

Sunday, July 27, 2025

La famosa invasión de los osos a Sicilia, Dino Buzzati

Hace tiempo que no leía un libro tan bonito en la lIJ... aunque también debo decir que han pasado más de 80 años desde su publicación, pero tiene ese aire clásico que sólo logran tener los verdaderos libros imprescindibles. Dino Buzzati es, además, un clásico autor italiano con textos para todo público al que en realidad no conocía pero, ¡ay, cuántos grandes y buenos autores y autoras nunca conoceremos! La historia es en apariencia sencilla: el rey de osos, Leoncio, sufre algo irreparable: unos cazadores le roban a su osezno, Tonio. Apenado por lo recuperarlo, decide no contarle a nadie el verdadero motivo de su desaparición. Con los años, la vida de los osos en las cumbres de las montañas de Sicilia, los obligan a bajar al valle para no pasar hambres y, liderados por Leoncio, se lanzan a la aventura. Sin embargo, el valle tiene un rey, el malvado gran Duque, con fortalezas, bestias míticas, fantasmas y un mago, De Ambrosiis, quien tiene una varita mágica que sólo sirve para hacer dos hechizos y no más. Con estos elementos, Buzzati crea una fábula que habla de sistemas totalitarios, amor entre padres e hijos, corrupción y burocracia, fantasía, etcétera. La obra tiene dos grandes apartados, escritos al parecer en dos momentos o, bien, alimentados por dos intenciones. La primera, que fue publicada en un diario italiano durante la guerra, narra el avance de los osos hacia la capital de Sicilia -una Sicilia que ya no existe, ni sus montañas ni sus castillos, ni sus ríos, pero que es la Sicilia actual, dice con entrañable premisa mágica el autor. Y en el avance, de encuentran con ejércitos, castillos encantados, ejércitos fantásticos, hombres valientes y esta parte es maravillosa. Vibra la inteligencia fantástica de Buzzati, la capacidad para crear alegorías, sueños, la intervención de una fantasía fabulosa. Luego, viene la segunda parte, mucho más sosegada, pero que nos habla, de los mismos osos, pero ya en su contacto con los hombres y los hombres, bueno, parece que corrompemos todo lo que tocamos. No contaré más de la historia, pero hasta sus últimas páginas es elocuente, precisa y simbólica. Hace días, charlando con un grupo de autores de LIJ en formación, les contaba sobre esta doble lectura de la LIJ, la que vuelve un libro para niños, en todos los públicos y no al revés. Gran libro, será de mis preferidos. Ahora intentaré ver la película.


Gallo Nero

176 p

Monday, July 21, 2025

A golpe de linterna. Tomo I. Pioneras. Antología de Liliana Pedroza

Hace algunos años que salió esta antología de A golpe de linterna, editada por Atrasalante, pero con un proyecto en realidad mucho más integral por parte de Liliana Pedroza, investigadora mexicana que enfocado parte de su trabajo en recuperar la obra cuentística de autoras mexicanas invisibilizadas por el canon y la tradición literaria mexicana, dada a lo que ya sabemos qué. Al fin, en un reajuste nuevo de los libros en mi casa, me encontré de nuevo con los tres tomos y pensé que era el momento de leerlos. El primero, pioneras, abarca a autoras de la primera mitad del siglo XX, tal vez un poco antes, ya que el tomo II recupera a las autoras mexicanas más conocidas de mediados y un poco la primera parte del siguiente lustro del mismo siglo. Así, los cuentos y relatos que están contenidos aquí aún tiene mucho justo de eso, de relatos, no son cuentos escritos, digamos con la tradición del cuento latinoamericano contemporáneo, sino que le deben, acaso, más al realismo y al romanticismo, aunque no se puede negar con sus cuentos e historias fieles a su época y que la selección de los mismos, bien nos permiten hacer un recorrido alterno por las distintas épocas históricas del México de entonces. Así que aquí mi breve relatos de los que más me gustaron de acuerdo al índice:

"La novicia" de María Luisa Ross. Un relato al más puro estilo romántico, contado en breves capítulos, en donde asistimos a un evento de amor y paranormal en la espesura del bosque.
"La venta del chivo prieto" de Laura Méndez de Cuenca. Un relato bien llevado sobre los azares del destino, sobre el intercambio de cuerpos, sobre la avaricia, que tiene en la Mercadela, un mujer avara y soberbia, su personaje principal.
"Amargo" de Tina Vasconcelos de Berges. Un brevísimo relato sobre cuatro amigas que no logran cumplir sus sueños.
"El señor don Juan, mi marido" de Amalia Fernández Castillón. Un cuento sobre los sinsabores de las grandes bodas, pero de los matrimonios miserables, con grandes dosis de sarcasmo.
"Crepúsculo" de María Helena Almazán. Acaso, uno de los mejores relatos del libro. Un mujer con marido golpeador y sindicalista, encuentra en un niño y un hombre mudo y con problemas de otra índole, un poco de paz y esperanza ante la violencia de su esposo.
"La locura de Chabela", de María Esther Ortuño de Aguiñaga. Este cuento es de una ternura, pero también de una tristeza. Chabela se casa con don Roque, el viejo del pueblo, pero aún así logran tener dos hijos que se malogran. La pareja, pasado el tiempo, ya no puede volver a procrear por la evidente edad del anciano al que un día, al fin, "se le cargan los años". Chabela, inocente, pero confiada, termina volcando su amor por los niños de una manera poco cuerda, por decir lo menos, pero con mucho amor, por decir la verdad.
"La cuesta de las ballenas" de Emma Dolujanoff. Cuentazo, un triste cuento de amor en la playa, entre dos hermanos y la mujer que uno sí ama, pero el otro posee.
"Fosforecencia" de Virginia Barreto, miren, yo creo que Sthepen King leyó este cuento antes de escribir El resplandor. Gran relato fantástico.
"Desde una ventana" de Nellie Campobello. Con dos páginas, Nellie escribe un relato contundente sobre la muerte y la cotidianidad.
"La coronela" de Enriqueta de Parodi. Una mujer se vuelve coroneal de los ejércitos revolucionarios después de sufrir una traición amorosa. Al final, todos los personajes encuentran su redención.
"Agua de las verdes matas" de Irma Sabina Sepúlveda. Un cuento preciso sobre la adicción y la tonada, sobre la voluntad de recuperar los vicios aunque nos lleven al final.
Finalmente, "Burocracia" de María Elodia Terrés y "Aquelarre, crónica de nuestro tiempo" de Luisa Carnés, cierran para mí, un conjunto estupendo de cuentos que muestran las vicisitudes de las relaciones entre los hombres y las mujeres, el amor como eje que todo lo conmueve y desgarra, sin importar las clases sociales, las épocas históricas y la violencia entre los hombres y las mujeres cuando eso que, se supone nunca se va a acabar, termina: el amor. 


Sunday, July 13, 2025

La visitante, Alberto Chimal

 Gabriela tiene el don de hablar con los muertos o bien, con quienes están en la frontera entre los vivos y los muertos. Y, de entre todas las personas con las que puede hablar, se encuentra una, su abuela o madre Azucena, como le llama. Y su abuela le advierte que algo malo le puede ocurrir en el futuro, pero Gabriela olvida todo o casi todo lo que su abuela le dice en sueños, hasta que finalmente va a necesitar escucharla, cuando sea casi demasiado tarde. Así inicia La visitante de Alberto Chimal, una novela que, dice la contraportada, es un thriller escalofriante, pero yo más bien creo que es una novela amena y bien contada, con sus rasgos de humor, de fantasía, pero también de belleza y soltura. Gabriela ha crecido y vive ahora con su sobrina Marisol, quien asiste los fines de semana a un grupo de teatro que dirige Teodoro, un célebre director de las compañías de teatro universitario. A Gabriela, educada por un padre conservador y una madre sumisa, aquello que hace Marisol le parece inquietante, prohibido y claro, atractivo. Por eso, aunque con miedo, no tardará en enrolarse al grupo pero, tras una actividad, algo en ella despierta, algo que no pensaba que podría tener y que, al parecer tiene que ver con las chicas muertas durante la matanza del Jueves de Corpus en la Ciudad de México. Con este punto de partida, aunque con esto que les cuento la novela ya va más allá de la mitad, Alberto construye una novela interesante y entrañable, en donde se revela el mundo del teatro universitario. Los ensayos, el montaje, las revanchas, los celos, el retrato de una Distrito Federal de los años 70, con su censura, su tráfico y su pasado, son aquí personajes por sí solos de la trama que rodea a Gabriela y a su prima, Marisol. Hay entraña y afecto en estas páginas, pero no les contaré de qué más va la historia, pero tiene sus personajes siniestros, sin duda. Acaso sólo agregaré que pocas novelas transmiten el amor por el teatro como ésta, y Gabriela es un gran, gran personaje. 


272 p

Planeta.

Monday, July 07, 2025

Ejercicios de dactilografía, Ramiro Sanchiz

Debo confesar que tuve problemas con este libro. La prosa abigarrada, el exceso de adjetivos que lindan con lo tecnológico y una no tan clara exposición de la idea central del mismo me hacía rechazarlo varias veces, a pesar de su brevedad. Tampoco ayudó, creo que lo leí en el aeropuerto y en el avión. La editorial es uruguaya y el libro lo compré hace dos años en la FIL de Guadalajara. Ahora, dicho todo esto, es un libro que me dejó con muchas ideas. Le decía a una conocida, con quien compartí en vivo mi lectura, cuando al fin encontré cinco páginas realmente buenas, de una prosa más limpia. Y luego todo volvió a ser como antes, pero vuelvo a la idea. Sanchiz propone, tras la lectura de Yoga, de Carrere, que la escritura a máquina debería servir para despersonalizar el yo, construir un no-yo que ejerza la escritura. Pienso en la idea romántica de la escritura sin el yo autoimpuesto y me voy a los surrealistas que lo hicieron mucho en su tiempo, así que tampoco podemos decir que hay novedad, pero la idea de la despersonalización de la escritura es, por si mismo ya un juguete, es decir, algo con lo que se puede trabajar. Hay una parte interesante del libro, en el que Ramiro habla justo sobre esto que hago en este momento: avanzar rápido sobre el teclado, como si ese fluir fuera, necesariamente, algo artificial y entonces, él proponer escribir de nuevo a máquina. Por eso el título: Ejercicios de dactilografía, pero la verdad es que me perdí en esa idea de la escritura a máquina. No supe leer, que tampoco es un defecto, la propuesta real, así que intenté aferrarme, como un náufrago, a las ideas que iban soltando por aquí y por ella. Así, es bonita la imagen de un chico que diseña teclados y escribe en ellos, teclados esos sí, artificiales y su historia con las formas de escritura en sus viejas computadoras, el padre que le enseña a montar una TK90 o una Spectrum. Luego, en algún momento, el libro nos lleva al concepto de la alteridad en la arquitectura de un barrio. Y esta parte de bonita también, el cuadrante que recorre emocionalmente junto con su hija recién nacida o, de pocos meses de nacida, quien reconoce cuando él toma una ruta diferente y a punta de lágrimas lo regresa al carril. Gran, gran símbolo: no del transeúnte imaginario, sino del padre doblegado por las necesidades de la hija.  Luego, el libro nos lleva a esas cinco páginas, maravillosas; en las que Sanchiz empieza a dialogar sobre las posibilidades del andar a la deriva, pero una deriva artificial, más bien dictada no por los deseos del caminar, o de elogio del caminar, sino por el aparente caos dictado por una aplicación, Randonáutica. Esos chicos y chicas, esos hombres y mujeres que han perdido la capacidad de mirar y necesitan ser guiados por una app a sitios que, en apariencia, los deben sorprender. Esa idea me perturbó: qué tanto hemos perdido de nuestra humanidad como para que una misma aplicación nos indique qué mirar y hacia dónde caminar. Ramiro hace eso, caminar, pero en alguna parte, se desdobla hacia las posibilidades infinitas de los yo, del algoritmo que puede ser nuestras vidas. Mientras camina guiado por randonáutica, se pregunta qué estaría haciendo en su casa, en ese momento. Entonces, es un libro que me dejó muchas ideas, pero en el que avancé trabajosamente. Hay postulados que no se entienden, grillas o aparentes grillas que me parecen gratuitas, en ocasiones el autor intenta interpelar a Mario Levrero, pero eso se pierde. Luego, al final, dice que escribió el libro en un mes y yo me pregunto qué necesidad. Al final, viene un mapa de la obra de este creador, en una línea del tiempo. Me pareció atractiva. Entonces, sí estoy contento de haber leído el libro, pero leer fue casi un suplicio para mí. Raro, pero así son a veces los libros.

120 p
Pez en el hielo ediciones

Elogio del caminar, Leslie Stephen

Siempre he pesando que caminar es uno de los ejercicios más limpios del mundo. Pero es eso, es un ejercicio. No un hobbie. Y debería serlo, porque caminar siempre supone un encuentro con uno mismo. El libro que leí fue Elogio del caminar, de Leslie Stephen, padre, además de Virginia Wolf. En este breve y rico ensayo, Leslie habla sobre los grandes peripatéticos de su tiempo, esos grandes caminadores que solían hacer de 40 a 50 kilómetros diarios y lo que suponía ese encuentro con las cañadas, los valles, las casas en donde otros caminantes habían vivido, como Wordsworth. Mi alma está encaminada por una emoción pedestre, dice en algún momento Leslie. Y sí, caminar era una manera de materializar el espíritu cuando no había más que paisajes por ser descubiertos.El libro es rico en reflexiones sobre el arte de caminar, sobre la mirada hacia el horizonte, sobre los viejos circuitos entre los árboles, pero también es una bibliografía indirecta de los autores ingleses del siglo XIX que tenían el oficio y el gusto por caminar. "Conocí entonces la deliciosa independencia y desapego que uno disfruta durante un viaje a pie". La última sección es una diatriba, claro, contra los otros grandes consumidores de trayectorias de ese tiempo: los ciclistas, pero Leslie hace también hincapié en que, incluso caminar en el Londres de esa época debería ser algo disfrutable. Las vistas, el camino, debería ser esta una reseña más amplia, pero no lo será. Disfruté mucho el libro. Breve, con ilustraciones de Manuel Marsol. Solo queda una invitación, ir a caminar.


64 p

Nórdica libros



Saturday, June 28, 2025

Sólo puede sernos ajeno lo que ignoramos, Ensayo biográfico sobre Alfonso Reyes, Javier Garciadiego.

Cada año escucho sobre Alfonso Reyes, es decir, de mis últimos nueve años, cada mayo o antes de mayo, una parte de mi interés gira alrededor de él y su obra. Debemos hacer libros suyos, pero la verdad es que salvo contadas ocasiones los leo, ya que otra parte del equipo los hace, pero este año decidí ponerme más a la mano con él. Ese Alfonso Reyes monumental, lejano, casi una sombra brillosa por la institucionalidad, de la que a veces, confieso, no entiendo toda la alaraca que se hace a su alrededor. Y luego veo, como en el gimnasio, que se mantiene por un puñado de estudiosos que, no son un puñado, sino mucho más. Y, sin querer, yo me he hecho parte de esa familia alfonsina. Por eso, vuelvo a esto, este año he decidido ponerme más a tono. Por eso leí los cuentos, reseñados aquí, pero también he releído o me he reencontrado con su Visión de Anáhuac, la Oración del 9 de febrero, La Saeta, Parentalia, entre otros libros. Y esta semana al fin pude leer este trabajo monumental de Javier Garciadiego, Sólo puede sernos ajeno lo que ignoramos. Ensayo biográfico sobre Alfonso Reyes. Y digo monumental porque lo es, y al mismo tiempo, sin academicismos, más como una charla entre amigos, con señales puntuales sobre la vida y obra. En parte, me parece un libro bifronte, el texto que es rico en anécdotas y que arma la vida del regiomontano, y las notas, eruditas, que abren y profundizan la conversación, atañen al dato duro, que complementa con inteligencia lo que se lee. De esta manera, tenemos un volumen complejo y completo, de amigo y de estudioso, que logra desentrañarnos una vida, la del hijo que durante toda su vida no se perdonó pedirle a su padre que no se sublevara contra Madero; sublevación, que habría de terminar con su muerte en el inicio de la decena trágica y que inauguró una etapa sangrienta, acaso la mayor, dentro de la historia de la Revolución mexicana. Este Reyes de Javier Garciadiego, es un Reyes sífico. Un hombre que todo el tiempo está rodando algo para no alcanzar nada, aunque en el trayecto construya tantas cosas acaso como una marginalia, pero da la impresión de que Reyes nunca tuvo tiempo para ser Alfonso Reyes. Es decir, el verdadero Alfonso que pudo ser, porque primero tenía que ser el hijo que su padre quería, el general Bernardo Reyes, luego el que Henriquez Ureña quería, luego el que debía ganarse el sustento en París y Madrid, luego el que debía sortear las viscitidudes diplomáticas en Argentina, España, Francia y Brasil, luego el que tuvo que tener el encargo de dirigir El Colegio de México, El Colegio Nacional y la Academia Mexicana de la Lengua. Y en suma, el Reyes que no pudo escribir su obra porque tenía que escribir otra obra para poder sobrevivir. Es un libro duro, pero hermoso al final, claro y conciso. Un trabajo monumental que enternece en sus últimos párrafos.Hasta aquí llegan los días alcióneos, parece decir a fin de cuentas Garciadiego, todo lo que salga de aquí será imputado a la memoria de Reyes. En fin, me gustó el libro, me permitió conocer a detalle una cronología vital que conocía a dentelladas, me enternece que Reyes haya amado a su Marlen en Brasil, a su Nieves Gonnet en Argentina, que sufra porque su hijo se casa con su tía, que viva hipocondriaco, que no se recupere del sacrificio paterno, de la reticencia a su hermano, que sea un señor de su tiempo, para bien y para mal. Reyes tuvo tantas historias de libros propios mal editados que una cosa sí me queda claro: estaría feliz con las ediciones que hacemos de sus libros.


520 p

El Colegio Nacional

Universidad Autónoma de Nuevo León

Saturday, June 21, 2025

El cielo, Nona Fernández

Marion, Blanca, Emilia, Maltés, Dante, Tadeo, Bruno, la Gringa, Teresa, Julio, Mara y la narradora del cuento que le da título al libro no son sólo relatos, sino vidas que Nona Fernández desenvuelve ante el lector para jugar con ellos una danza de espejos en los que cada uno de ellos es el otro, se desdobla, adopta las inciertas particularidades del otro para ser él por momentos, particularmente en momentos de soledad. Esto, ser el doble, se establece desde el primer cuento, y para mi gusto el mejor del volumén: "Marion". Un fotógrafo, recién divorciado, se instala en un departamento con la intención de vivir al fin su vida como desea, pero no sabe que en el sitio están ocultas unas cajas con la vida del inquilino anterior, Luis. Las cajas le son reveladas por Antonio, la vecina del piso de abajo, quien dice que Luis era alguien importante y que se había ido. Dentro de las cajas hay una con fotos y discos y, en la de fotos, el fotógrafo encuentra un envoltorio con fotos desenfocadas de Marion. Cuando ésta aparece en el departamento y lo llama Luis, y lo confunde con Luis, el fotógrafo sin saber empezará este juego de suplantación de Luis que lo hace generar las mismas dinámicas que Luis tenía con Marion y con Antonia. Así el relato se vuelve una trampa y nos regresa de manera circular al inicio del cuento. La prosa además construye una gran atmósfera enrarecida, gris. Creo que eso es también una cualidad del libro: todos los cuentos, por alguna razón, me los imaginé en blanco y sus escalas de gris, como películas de hace mucho, que avanzan lento, con planos y encuadres que magnifican las escenas. Al final, en "Maltés", asistimos al juego final del libro, en el que parece ser que todos los relatos que hemos leído, han sido escritos por la Gringa, quien a veces, suplanta sin saber a Maltés, un célebre escritor que habita una buhardilla, y al que su novio, quien originalmente es el escritor del cuento, termina por suplantar o tal vez ella a él... imposible saberlo. Así, este cielo es un juego de suplantaciones, de dobles, de hijos que se llaman igual que padres, abuelos, mujeres que suplantan a otras. Una cosa es cierta: para que esto ocurra, sólo es posible mediante el delirio de la enfermedad, la agonía o cierta depresión. No todos los relatos terminan así, acaso el de las suelas de "Zapato roto" deja algo de esperanza, aunque el cuento no tenga ninguna en su narración. Me gustó mucho el libro.

Editorial Cuarto propio

165 p 

Monday, June 16, 2025

Mi guerra ajena, Marina Colasanti

Compré este libro en una feliz Feria del Libro de Guadalajara en la que todo era normal. Iba por el pasillo de las editoriales infantiles, charlaba con unas mediadoras de lectura y luego lo vi: Mi guerra ajena, Marina Colasanti. Sólo quedaba un ejemplar y se lo arrebaté a una colega. De entonces a la fecha, pasó otra vida y finalmente la semana pasada lo empecé a leer. Yo sé de la trayectoria de la escritora, pero la verdad es que nunca la había leído. Me gustan las biografías o memorias de autores, como Volando solo de Roal Dahl, y Mi guerra ajena no me defraudó. Una niña Colasanti narra las peripecias de su infancia en medio de la Segunda Guerra Mundial, su primera residencia en Asmara, donde su padre, soldado del Duce, ha sido enrolado tras la conquista de Etiopía. Desde ahí saldrá a su segunda casa, Italia, y en donde pasará de ciudad en ciudad huyendo de la guerra, hasta que finalmente su destino la pone en dirección a Brasil. Pero en ese periplo, Colasanti nos habla de otras cosas en realidad: de la vida y sus carencias, de la gente, de plazas de árboles tras muros secretos, del sabor extraño de la achicoria que sustituye el café, de su joven cuidadora, Gina, que una tarde maldita encontrará a tres soldados alemanes que la dejarán casi muerta en un campo, del padre, Mamfredo, que ama la guerra, de la madre seria que mira por los balcones de los cuartos rentados en un hotel. Y habla de las castañas que se encuentran por azar y salvan la hambruna, y los bombarderos y en estar en el filo de las ventanas. Habla de la cocina y las pastas de la abuela, del hermano, de la confección de vestuarios para películas que hace su tío para la Cinecitá. Es una biografía, una memoria de la infancia que, como toda buena memoria de la infancia, desafía el mundo de los adultos. Hace días leí otro libro sobre cómo los niños lo saben todo y es cierto. De todo lo que cuenta Colasanti, me quedo con esta escena: su padre, soldado, (de hecho así empieza la memoria, con la boda de los padres). Ella ha crecido viendo soldados, a valerosos soldados italianos que han peleado en África y en el norte de Italia. Para ella, los soldados italianos son muestra de honor y gallardía, pero cuando viaja a Brasil, a un Brasil que estuvo del lado de quienes ganaron la guerra, descubre que para los niños de la plaza por donde vive, los soldados italianos son muestra de cobardía, de gazapos, de cosa perdida. Y Colasanti se enfrenta a eso, les dice que ella sí los vio luchar, que los vio marchar, que los vio ganar y perder y ganar la guerra. Pero los niños no entienden. Yo sí sufrí los bombarderos, yo sí vi las tanquetas, las bombas, etcétera. Pero los niños se ríen, se mofan de sus valerosos soldados. Esa escena me rompe el corazón, ahí está toda la fragilidad humana, el otro, el yo, puestos en juego por la maquinaria de la violencia y la publicidad. En fin, qué bellas memorias. Tan bien escritas. Tan humanas. Tratándose de Marina Colasanti no podían ser de otra manera.


Babel libros

396 p

Monday, June 09, 2025

Bravas, Nuria Kaiser

He leído recientemente libros de cuento. Y he tenido la fortuna de que son buenos o, al menos, encuentro en ellos cuentos geniales, que destacan y jalan al resto del libro. Lo mismo me pasó con Bravas, de Nuria Kaiser. Leí los primeros dos cuentos y luego dejé el libro y no lo volví a retomar sino hasta ayer. Había olvidado por completo que había leído estas historias, pero rápido las recordé, pero no así que solo había leído dos cuentos. Uno de ellos, de los mejores del libro, "Paraísos perdidos", en el que una mujer contrata a una empleada doméstica y poco a poco termina siendo ella la empleada doméstica de la casa, hasta el grado de no ser ya considerada la esposa del matrimonio. Eso tienen estos cuentos, que no dejan concesiones, que los personajes entran en una espiral y la autora los lleva hasta su condenación o bien, nos sorprende con que no cambian. Entonces, tenemos dos oponentes que no darán marcha atrás hasta que uno destruye al otro, como en "Así vivíamos bien", en el que una joven feminista llega al pueblo de la narradora y empieza a "despertar" a las mujeres del sitio para que luchen por sus derechos, hasta que la oponente de la chica toma una decisión para salvaguardar lo que ella considera que es su pueblo. Yo me temía que en algún momento el cuento se volviera uno más de la agenda feminista, que luego sí hay en muchas narradoras y donde los finales y los personajes son previsibles, pero Nuria recuerda que hay que contar una historia, no dar un panfleto. Es un gran texto. Los cuentos en donde se habla de las relaciones maritales, en cambio, dan mucho peso a la agenda feminista, por decirlo de alguna manera, y lo hacen con gran profundidad psicológica y en ese sentido "Un nuevo orden" es un gran relato en el que una mujer, cansada del dominio y abuso emocional de la rectitud de su esposo, idea una manera para llevarlo a sus límites en tanto ella se empodera. Un gran, gran cuento. Y así por lo general, todos los relatos. Acaso el primero del libro, luego de leer los otros, palidece, porque se le ven las exigencias para que el lector acepte el pacto de esa historia en particular, pero los demás son cuentos bien trazados, con personajes muy humanos, contradictorios, abusados y abusivos. Muy buen libro.

104 p
Ficticia

Saturday, June 07, 2025

Más allá de la carne, Jazmín García Vázquez.

 Me parece que, de un tiempo para acá, la literatura de terror escrita por mujeres se ha puesto de moda, sin duda por la fuerte influencia de ciertas novelas también escritas por mujeres en Latinoamérica. El punto en común es que existe, en estos libros, una reivindicación de la bruja o santera o mujer sabia, que guía a las otras mujeres a una especie de revelación que las liberará del patriarcado, para ejercer de nuevo un matriarcado como ha sido en tiempos pasados. En este conjunto de cuentos, me parece, salva con mucha dignidad el uso de este personaje y hay una frase que lo dice con mucha claridad en el cuento de "No existen las brujas", en donde un par de hermanas asiste con una mujer para que le ayude a una de ellas a despojarla del feto que lleva en su interior, producto de la violación del padrastro: "Pude ser la curandera, o la mujer sabia, pero no, ellas decidieron que sería la bruja". Esta sencilla aseveración me parece, es luminosa para una buena parte de la literatura latinoamericana sobre este tema porque aclara, refleja y despoja del misticismo que suele rodear a las brujas que, en este libro, son impulsoras de una revelación para las mujeres en un feminismo que empodera. Entonces, en estos cuentos, hay brujas, mujeres sabias que ayudan a otras mujeres a encontrar su bestialismo, pero también a redimirse. Y hay fantasmas que han olvidado que lo son, actos mágicos, fetos enterrados bajo los árboles, persecuciones orquestadas por los hombres contra las mujeres, etcétera. Pero, a diferencia de otros cuentos que buscan señalar el acoso del hombre y el empoderamiento de la mujer, aquí no se siente la agenda. Y creo que por eso, es mucho más valioso este libro y para muestra "Coyotes", un hermoso relato de amor entre una madre y su hija, entre la naturaleza y la noche  y sus hijas, las jóvenes y adultas, las mujeres que encuentran un espacio de paz. Dice Virginia Wolf que toda mujer necesita un cuarto propio, pero este cuento de Jazmín García Vázquez parece decirnos que Virginia se queda corta: busca otro espacio para estar encerrada en sí. No, dice Jazmín, en el fondo, toda mujer necesita un bosque propio para estar con sus hermanas y la noche.

106 p

editorial Reverberante

Rosario Tijeras, Jorge Franco

Rosario, Rosario Tijeras. Vi la película hace años y me gustó, pero tenía pendiente leer el libro o mejor dicho, el libro me recordó ciertas cosas de la película. En fin. Que así es la lectura: un vaivén. Ahora que la he leído al fin, no sé qué decir. Está bien. Entretiene. Veo el poder que tienen los personajes o el por qué escandalizó en una época. O tal vez, en ese sentido, ya estoy maleado y el mundo del narcotráfico nos tiene ya fundidos que ya nada nos sorprende. Rosario llega en la madrugada al hospital después de haber sido baleada y, lo último que alcanza a hacer es hablar con su parcero, Antonio, para que la lleve. Así, el parcerito pasa la madrugada en espera de que los médicos le digan si se ha salvado, pero esas horas muertes le sirven para contarnos su relación con Rosario, con su hermana Jhonefe, con Ferney, su novio que alterna con su otro novio, Emilio, amigo del parce. Y lo que vemos es el mundo del narco en el Medellín de los 90, cuando Pablo Escobar dominaba la ciudad. Incluso la novela hace alusión a ese punto, cuando Escobar pagaba mucho por cada tombo asesinado, es decir, cada policía. Nunca queda claro en el fondo, qué hace Rosario, sicaria, por supuesto, porque la novela es un ir y venir de la nostalgia y el deseo del parcerito por ella, testigo al final de la vida salvaje de ella con Emilio y Ferney. En fin que al menos ya puedo decir que la leí. :). Eso sí, como buena novela te lleva hasta el final.

156 p
Mondadori

Los días perfectos, Jacobo Bergareche

 Compré esta novela al vuelo, confiado en lo que decía el cintillo (ojo aquí, editores noveles, estas cosas sí funcionan) sobre la cantidad de libros vendidos y luego, cuando leí la contraportada (ojo aquí también, editores noveles, una buena contraportada funciona aún mejor) y ambas lecturas le dieron la razón al libro. Los días perfectos es un libro que además me ha destrabado, que me ha podido dar un empujón a un par de ideas felices -y puede que tristes también-. La idea de que entre la nada y el dolor, prefiero el dolor, como dice Faulker en Las palmeras salvajes y como repite Faulker a su amante Meta Carpenter en una carta que le envía cuando su relación apenas empieza. La traducción dice pena, en lugar de dolor, pero creo que dolor es lo real. Cuando uno termina una relación solo queda el dolor que oscurece esa otra cosa que también ocurre en las relaciones: los días perfectos. Esos días perfectos que también solemos tener con las personas que vamos amando con la vida. Sí, porque no sólo se ama una vez y para siempre, sino muchas veces y por momentos que permiten, que en ocasiones, ese amor para toda la vida no termine por desgastarse y perdure conformado por otras cosas. Al menos esta es la tesis central de esta breve pero emocionante y liberadora novela. Luis se embarca a Austin a ver a su amante de los últimos dos años, a la que suele ver unos dos o tres días cuando coinciden sendos congresos de arquitectura y de periodismo. Pero ya en Austin, recibe un escueto mensaje de ella, de Camila, donde le avisa que a último momento su marido decidió acompañarla, que dejen todo ya mejor en el recuerdo. Desbalanceado, Luis se encierra en el Harry Ramson center en donde encuentra las cartas de Faulkner a su amante y con ella reproduce sus días perfectos con Camila, pero también reflexiona sobre sus antiguos días perfectos con Paula, su esposa, y al final mueve sus piezas, porque si hay algo que nos revoluciona es el dolor. El dolor es lo único que, al parecer, nos permite ser más claros con nosotros. La novela es un ensamblaje perfecto: separado por dos cartas: la que Luis le escribe a Camila como último intento, no de recuperarla, sino de resguardar esos días perfectos y a Paula, de cómo recuperar eso que se ha perdido entre ellos. En fin, que es una estupenda novela. O al menos eso creo yo que justo he pasado por estos vericuetos emocionales el último año y que, al final, he pensado, caray, he tenido mis días perfectos en el último año. Y claro que han valido la pena, aunque trajeran dolor.


177 p

Libros del Asteroide

Sunday, June 01, 2025

Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enríquez

Llego tarde a leer a Mariana Enríquez, pero lo hice con uno de sus libros emblemáticos, aunque sin duda tiene varios de ellos. Y el libro que leí, ya se puede leer en el título de este post, es Las cosas que perdimos en el fuego. Sin embargo, la edición no es la de Anagrama, sino la edición para el público de habla hispana en Estados Unidos, publicada por Vintage Español. La portada, dicho sea de paso, es muy bonita. Realmente muy bonita. En ella se ve, entre el fuego y las ramas secas, víboras de tonos anaranjados y amarillos que se entremezclan con lo que se quema, soles blancos, árboles y ramas del mismo color, espinas. Claro que es un libro espectacular. Mi idea original era hacer una reseña compartida entre el libro anterior de cuentos de Alfonso Reyes y éste, pero al final me di cuenta de que sería muy desventajoso para Reyes, puesto que es un autor, digamos, 120 años en el pasado. Y aun así, hay cuentos de él que no le quedan a deber nada a la contemporaneidad y al mismo tiempo, hay relatos de Mariana Enríquez que tienen esa carga real y de gran prosa que se utilizaba a principios del siglo pasado. En fin. Iré por mis favoritos. Sin duda, "El chico sucio", con su gran carga de maldad esa maldad que da la miseria cotidiana, cierta pobreza que busca en los rituales una salvación. Gran, gran relato. "Los años intoxicados", separado por años, en los que un grupo de chicas vive su despertar sexual, citadino, violento, al misterio de la vida adulta con un frenesí, una ausencia de límites que vuelven a las chicas y al relato mismo un festín de emociones. "La casa de Adela". Una gran manera de contar una historia hasta cierto punto común de casas abandonadas. Aunque se intuye el final, la prosa es lo que aquí hace su aparición -en todos los cuentos, en realidad-, y no quieres dejar de leer porque la construcción de la atmósfera y el quiebre psicológico de los personajes no te suelta. "Tela de araña" es un grandísimo retrato de la vida adulta, del fastidio del matrimonio entre dos personas que no se aman, hay un peligro latente en este cuento que al final se vuelve un misterio. Un asomo el terror no de lo fantástico, sino de la violencia de los hombres contra los hombres. Es un relato tremendo. "Fin de curso" es, para mi gusto, el mejor cuento del conjunto de historias. Con una vuelta de tuerca estupenda y esa maestría de las grandes cuentistas. Una maldad diabólica que sí te pone los pelos de puntita. Y ya. El resto de los cuentos es bueno, pero empecé a cansarme de leerlos. Avancé rápido algunas páginas y de pronto me pareció que un volumen más breve habría sido mucho más contundente. "El patio del vecino" es terrorífico a su manera, al igual que "Verde rojo anaranjado". Tienes chispas de maldad. Lo que me gustan del conjunto general del libro es esa atmósfera sucia que revolotea en todas las historias, esa maldad que viene más que de lo maléfico, de cierta mezquindad y mediocridad humana. Hay muchas parejas rotas, aquí, muchas familias destruidas, muchos actos movidos por la inconsciencia humana para dañar al otro, como una gota que cae y cae y cae y termina horadando un cráneo. En fin. Gran libro.

Vintage Español
197 p

Tuesday, May 27, 2025

Cuentos, Alfonso Reyes

 Por el trabajo leer a Alfonso Reyes se ha vuelto una necesidad de año con año. He leído ensayos sobre su relación con su padre, con otros escritores, he leído algunas crónicas de viaje, ciertos poemas, su única obra de teatro, reseñas de películas del cine mudo, reseñas de las que fue pionero junto con Martín Luis Guzmán, he leído sus estancias en París, en Madrid, en Buenos Aires y en Río. También algunos cuentos pero estos más bien dispersos. Cuando se habla de cuentos de Alfonso Reyes, además, casi todas las reflexiones giran alrededor de "La cena", texto entre realista y fantástico, con una bruma mágica, una prosa incomparable, cuento que alteró la manera como un joven Borges escribía -he pensado que es precursor de "El Aleph" y sin duda de Aura, de Carlos Fuentes, en suma, un cuento histórico. Pero a veces lo histórico cansa y me pregunto qué más hay y lo encontré en esta selección de cuentos publicada por Océano y seleccionada por la nieta de Reyes, Alicia. Lo que más me emocionó de este libro son justo los cuentos de Reyes, un hombre ya maduro, que escribió durante su estancia en Brasil, escritos ya sea en Petrópolis o Río. En estos cuentos hay un pulso distinto a otros relatos que he leído de él: hay erotismo, mala entraña, deseo, nostalgia, amores carnales y un hombre que cuenta, no un literato que escribe cuentos de enanitos del espacio. Creo que los mejores son "La Fea", "Calidad metálica", "Los estudios y los juegos". Tres relatos de deseo y amor, de una prosa madura, terrestre, carnal. Nada qué ver con los relatos de más adelante o de atrás, más fantásticos, donde el hombre ya no está en juego, sino el literato. Incluso de sus primeros cuentos, me parece más profundo "Silueta del indio Jesús" que el célebre de "La cena". "Floreal" es un bonito relato poético y sin duda alguna, "La mano del capitán Arana" es otro relato que debe estar en los mejores de la literatura latinoamericana. También me gustó la fábula de "San Jerónimo, el león y el asno". "Encuentro con un diablo" y un retrato real, casi crónica de "Entrevista presidencial". en fin, que es una buena selección, que redimensiona a Reyes para quien tome este libro. Éste fue un gran narrador, es una lástima que le ganó el ensayo y la poesía, donde creo que salvo El sol de Monterrey y Los caballos, lo demás no me emociona mucho. ah, y sus relatos breves también son buenos, sus minificciones. Buen libro, que lees como si fuera de hoy y eso es lo que sí logran los autores clásicos.


Océano

316 o 

Saturday, May 10, 2025

Olor a rosas invisibles, Laura Restrepo

Hace tiempo había leído a Olor a rosas invisibles de Laura Restrepo, una autora que admiro mucho. Y no sé qué fue lo que escribí en ese entonces. Creo recordar que pensaba que la historia la contaba un testigo, eso sí, pero que había conocido a los dos personajes y se había enamorado de ella. Y al final encontraba cierta redención en ese amor. Pero, ahora que he vuelto a leer la novela, me parece una novela feliz y triste. Feliz porque, en estas brevísimas 60 páginas, Laura Restrepo hace un canto amoroso a las segundas oportunidades, al reencuentro con los viejos amores que, durante un tiempo, se dan la oportunidad de ser lo que no fueron. Y triste porque, quien cuenta esta historia, no ha tenido nunca la oportunidad de tener uno de esos amores y por eso vive, desde la imaginación y la ficción, el amor de los terceros. Pero lo dice muy bonito: "yo que amo más el olor a rosas invisibles que el de los rosales verdaderos". Y creo que todo lector eso: alguien que ama más el olor a rosas invisible que el de rosales verdaderos. Amamos lo que no es, pero que existe en la imaginación. Y por eso andamos tras libros, autores, historias, que nos complementen. Entonces, es una novela feliz, sí y triste, pero en esa tristeza puede surgir otro rasgo de la belleza: de los que contemplan, que es también en ocasión, tan dichosa como lo que se vive. La historia es simple. Luicé vive, a sus 50 y tantos, un reencuentro con Eloísa, la chica chilena con la que vivió un verano tórrido pero feliz en Roma hasta que la familia de ambos se entera y los separan. tantos años después, se reencuentran, con los sinsabores, la comparación, pero al final la esencia misma del amor intacto. Y todo esto nos lo cuenta un amigo, el amigo con el que Luicé se reunía junto con otros en un bar para justo eso, hablar de los viejos amores. Es un relato tierno, breve, que muestra la gran maestría de Laura Restrepo. Y sí, todos amamos el olor a rosas invisibles en algún momento de nuestras vidas. Todos tendremos una memoria qué rescatar de nuestros días felices.

Editorial Sudamericana

64 p

Thursday, May 08, 2025

Qué hacer con estos pedazos, Piedad Bonnett

Tenía tiempo con el deseo de leer a Piedad Bonnett. Un deseo que viene construido de la mercadotecnia, por supuesto, pero que celebro que esta ocasión sea de la bonita, es decir, de aquella que te acerca a voces interesantes, a prosas que van con lo que tú crees que es una buena prosa. Supongo que esto puede parecer un alarde, miren, a X sólo le gusta la buena prosa... pero ¿qué se le va a hacer? Si como lector no llega uno a construir sus gustos pasado cierto tiempo, pues, es que tal vez no se es lector. Porque leer es como el amor. También se toman decisiones. Además, por un azar inesperado de la vida, tuve la fortuna de estar en la rueda de prensa en el palacio real en Madrid, cuando se anunció su premio Reina Sofía. No he leído ese libro, dicho sea de paso, porque tal vez se me perdió en la mudanza. En fin. El caso es que tenía tiempo con el deseo de leer algo de ella y finalmente lo he hecho. D. me pasó la novela en una comida inesperada, pero larga y con buena sobremesa, en la cdmx. Y ahora que volví a tener otros días de vuelos y traslados la empecé a leer ya noche, en el hotel. Uno muy bonito, con una biblioteca abierta a la que se llegaba tras pasar por un pasillo largo, bien iluminado por el atardecer gracias a sus ventanas amplias. Y lo que encontré fue la historia de una mujer ya entrada en años -más o menos como los míos- a quien una tarde su marido la obliga a aceptar la remodelación de la cocina. Ella ha perdido a su madre hace años, su hija en apariencia una profesionista competente y exitosa casi no le habla y el esposo es un poco esa mezcla de todos los esposos huraños, enmohecidos y secos que solemos ser todos los esposos y ex esposos del mundo. Al punto de iniciar el relato, el padre de la protagonista también enferma. Desde este punto de partida Piedad Bonnett retrata una vida consumida, con momentos de satisfacción y respeto que suelen venir del trabajo, pero no de la familia. Hace el retrato del padre terrible, de la madre opacada y de la misma protagonista, Emilia, tan apagada como todos los personajes de la novela. Hay miseria humana, pero no de la que nace de la maldad, sino de la que surge del dolor y el olvido propios. Hay también viajes, relaciones familiares rota o en construcción y finalmente, todo el peso de la novela recae en quien menos se espera, quien sacude al fin a la protagonista no para su gran transformación, sino acaso, para tener una válvula de escape y volver a dormir. Qué hacer con estos pedazos. Al parecer nada. Solo reunirlos y ver si con estos pedazos podemos ser otros, o al menos, pedazos no tan dispersos, que unidos, tal vez jamás.

Alfaguara
166 p

Cocodrilos, Magali Velasco

Recién leí Cocodrilos de Magali Velasco y fue y no fue una sorpresa. No fue una sorpresa porque ya he leído otros libros suyos, y sabía lo que iba a esperar; y fue una sorpresa por el tema que no pensaba que estuviera dentro de sus intereses. Fuera de este vicio de lector que pensamos nos prepara para conocer de antemano lo que los autores escriben, sólo por haberlos leído antes, debo decir que la novela fue un gran hallazgo. Lo fue porque es una novela que retrata el tema de los desaparecidos y la violencia ejercida desde la política, pero no fue escrita con cierto tipo de estrategia narrativa de este género. Es una novela más emparentada con un estilo más de novela política que de narcotráfico. Entonces, desde ahí, te permite otro acercamiento al tema. Segundo, porque es una novela bien, bien llevada, casi con orden, diría yo. La tensión es progresiva, la presentación de los personajes, las escenas son brutales, tanto si se narra un asesinato como un encuentro amoroso. Y luego, se da permiso de recordarnos que la vida es más que un enredo político, cuando sitúa a un personaje, en este caso la mamá del protagonista, con una enfermedad mental, con una obsesión compulsiva por la limpieza que lleva hasta sus últimos grados. Este personaje siempre nos recuerda que la lucha está también en el entorno de lo íntimo. Entonces, ¿de qué va la novela? La historia inicia cuando Amanda, la maestra de Santiago, un no tan joven, pero aún joven reportero, le pide a éste ayuda para dar el seguimiento a una sospecha. La maestra cree saber en dónde se encuentra una fosa con cuerpos y que ésta ha sido hecha por los esbirros del general a cargo de la justicia del estado. Cuando la maestra es asesinada, Santiago tiene qué debatirse entre volverse un periodista real o uno de los que compra el estado a cambio de desayunos en La Parroquia o compra de publicidad en sus medios impresos -cosa que he visto mucho en años recientes-. Además, nos pone como personaje de gobernador a uno real. Duarte, el célebre y corrupto -presunto me dijo un abogado para evitar demandas-, gobernador de Veracruz al que -presuntamente, jaja- se le atribuyen muchos desmanes. En fin. La novela cumple todo lo que promete: es feroz, tierna, intensa, con una tensión progresiva, una gran novela. El título, además, tiene que ver con las desapariciones: cocodrilos que también llevan en su estómago las vidas de inocentes.

220 p
BUAP

Wednesday, May 07, 2025

Mujer nacida bruja, Denise Martínez

Me gustan los libros debut. En ellos radica una necesidad que aún no se contamina por el deseo de la trascendencia. Son apariciones salvajes de narradores de cualquier edad que se consagran a su único oficio: contar lo que se tiene dentro. Eso puedo decir de este libro Mujer nacida bruja de Denise Martínez. A lo largo de estas histoias bien trazadas, en su mayoría, vemos el incierto mundo de las mujeres cercanas a lo mágico, la tierra, lo salvaje. Son mujeres, todas, además, dominadas por la violencia de género, pero no vista como un elemento discursivo, sino como un elemento natural. Tal vez por eso asombran mucho más. Como que hay cosas que, en la realidad, sin más adornos ideológicos, es aún más rabioso y terrible. Pero, ante esta violencia, las mujeres de estos cuentos tienen, por ayuda de un ente superior, ya sea el diablo o la madre naturaleza o una deidad prehispánica, el gran beneficio de la venganza. Y a ella se enfocan después de ser violentadas. Destacaría, en ese sentido en relato de Ce ehécatl y La nopalera, pero en tanto Violeta, En algún lugar de la oscuridad, Tres cervezas y Polvillos de hada para recordar, nos presentan, además, mundos claustrofóbicos, que penden del ultraje y el abandono. Tres cervezas, por ejemplo, cuenta la vida de una chica, que aún no pasa de los 12 años, y que es vendida por su madre a un borracho que asiste a lupanar donde trabaja. O el cuento de Violeta, que tiene una bien trabajada sorpresa, pero que te engaña todo el tiempo. En fin, que este libro y estos cuentos tienen su malicia en donde el mundo de lo mágico nos sale al paso con su dosis de horror, venganza y disturbios. Buen libro de cuento. El tabique en el pastel es, acaso, el cuento más largo del volumen, que me parece no logra la tensión de los otros. Pero se entiende, es un cuento de exploración de otro tipo de estructura. Los demás, cumplen muy bien.

Par tres editores
87 p.

Thursday, May 01, 2025

Nadie es tan fuerte, Pablo Colacrai

A veces encuentras libros de cuento que te dan una rabia porque sabes que no podrás escribir cuentos como esos... ya luego te moderas y sabes que no tienes por qué escribir cuentos como esos si ya hay alguien que los hace y que los siga haciendo por mucho más tiempo. Porque, si los sigue escribiendo por mucho más tiempo, tendrá la oportunidad de, posiblemente, aprender a extraer aún más en su oficio de la sordidez y el candor de la naturaleza humana puesta al servicio del asombro. Todo esto pienso tras leer Nadie es tan fuerte de Pablo Colacrai. Primero debo decir que es un libro de cuentos con muchas caídas en falso. Es decir, en todos los relatos que lo componen, uno avanza como en un pasillo lleno de trampas mortales. No sabes por qué estás tenso, pero lo estás. Si sólo es literatura, te dices, pero de muchas maneras no sólo lo es. Segundo, que cada desenlace es una conversión que no necesariamente revela algo mejor, sino algo, algo que antes no estaba ahí en el cuento y que ahora asoma con toda su despiadada forma o toda su despiadada ternura. Para ejemplos tres: "Anidar", "La nave de Rick Hunter" y "Ya es mañana". Los tres relatos tienen casi la misma estructura, en el fondo se le nota, pero no importa. Lo que importa es cómo Colacrai te envuelve hasta que, como un mago que revela una carta que no esperabas, ésta no resulta ser una carta, sino la revelación de algo podrido, como un desamor o la madurez. En "Ya es mañana", por ejemplo, un sujeto despierta después de pasar la noche con una chica y entonces rememora lo que lo llevó a esa situación. La chica no importa en sí, sino lo que ocurrió. Ella acepta irse con él a su casa cuando él confiesa que es poeta. Mientras empiezan a cachondear, ella le dice que sí quiere escuchar sus poemas. Él los saca de un cajón y los lee. Ella avanza con su deseo de él mientras le leen, pero él tiene una revelación espantosa y profunda: qué malos son sus poemas, qué vergüenza la suya por creerse poeta. Y esa revelación, ese sentirse un fraude, mancha todo lo demás. Lo mismo pasa con "La nave de Rick Hunter", perp aquí el chico entre al mundo del deseo juvenil, cuando antes solo era un niño. El último relato es el que más me gusta: "El mejor regalo" es desafiante, con una estructura empalada. Al final, el personaje encuentra algo de dignidad imaginada tras buscar un regalo para su hija quien vive con su madre, ahora separada del hombre. Así son los relatos o cuentos de Nadie es tan fuerte: sí, todos somos seres rotos, y nos rompe un atardecer, un beso que nos dan, un decir hasta pronto. Y a veces, solo a veces, eso es tan bueno como para hacer literatura.

122 p

Universidad Autónoma de Nuevo León

Monday, April 28, 2025

Cuaderno de Tokio. Los cuervos de Sangenjaya, Horacio Castellanos Moya.

No pensaba leer hoy, pero mientras limpiaba unos libreros me apareció el Cuaderno de Tokio de Horacio Castellanos Moya, el célebre narrador salvadoreño, pero oriundo de Honduras. (Lean que fea cacofonía acabo de escribir.) Lo vi de pocas páginas y me salí a leerlo con mis perros que se quedaron en la otra casa, en la otra vida. Mientras deambulaban ante mis rodillas, olisqueándose y celosas las hembras entre ellas si acariciaba a una y no a otra, me sumergí en este diario que va por los derroteros de una temporada del autor viviendo en Tokio, pero que es más profundo que eso. Castellanos Moya es duro consigo mismo. Arrastra una decepción amorosa a sus 51 años, con la cuarta mujer de su vida, a la que le ha puesto los cuernos y ella a él también. Esa depresión y la dureza con la que se habla permean la obra, así como el ir y venir por la geografía japonesa acompañado de amigos y de posibles parejas sexuales porque, como lo dice él mismo, él es carne y deseo. Un deseo que satisfecho lo empodera, pero cuando no lo lanza a la incertidumbre. Mientras, intenta hacer un ensayo sobre Kenzaburo Oé. Pero se dice cosas como. "Tener opiniones y querer pregonarlas me hizo un imbécil", "Estás hinchado de vos mismo, nada te cabe", "Sólo mientras escribes encuentras un poco de sosiego". El Castellanos Moya de estas páginas se nos presenta no como la figura literaria, sino como un hombre atribulado por la desgracia amorosa, duro con sus aspiraciones como escritor, incapaz de conectar con alguien en Japón, mientras se maldice por no poder vivir la estancia con más entereza, sino sólo dominada y sentida bajo el espejo de la frustración y el olvido. No sé qué tanto de este hombre descarnado me emplaza, pero hay cosas suyas que las entiendo a la perfección, pero me sucede como a una chica que conocí en un evento, hace muchos años. Dijo que mi libro no le había gustado y que ella no quería ser como los personajes de los cuentos. Ahí supe que su lectura no había terminado en el goce pero que ella había leído profundamente los cuentos como para tomar distancia de lo que leyó. Así me pasa con Cuaderno de Tokio. Espero no llegar a los 51 con ese estado de ánimo, no porque quiera engañarme con la felicidad, sino porque quisiera creer que puedo desarrollar otro tipo de herramientas ante la frustración. Mientras, leamos de este hombre herido. Con una herida que todos reconocemos: las del corazón.

Editorial Hueders
p 88

Saturday, April 26, 2025

Hacia el pantano, Gerardo Laveaga

Leo pocas novelas de tinte político porque asumo, están contadas con un conocimiento real de ciertas situaciones palpables de la corrupción del país. Hace años, cuando a Enrique Peña Nieto le preguntaron los tres libros que había leído y trastabilló con su respuesta en el marco de la Feria del Libro de Guadalajara, uno de esos libros que había leído era La inoportuna muerte del presidente de Alfredo Acle Tomasini y me dije, claro, él debía leer esa novela. Tuve la fortuna de editar esa historia y me la sabía al dedillo. Y claro que si él iba a ser presidente le debía interesar. Esa novela habla de los tejes y manejes del poder en un caso como ése. En fin. Menuda historia y menudo retrato que se hace de la política nacional. No es que haga una defensa de EPN, pero al menos él, como cualquier lector, leía lo que le interesaba dada su perspectiva personal. También me leí El dedo de oro de Sheridan, una divertida novela sobre en donde reside el poder de los gobernantes de México, pero a lo que voy es que acabo de terminar Hacia el pantano de Gerardo Laveaga y justo su novela es eso: el descenso de un grupo de personajes hacia la parte más abyecta de sus deseos que se logran bajo cualquier medio. Lo que campea y con lo que juega Laveaga es que tal vez hay un espacio de redención, pero éste desaparece rápidamente porque todos vamos hacia el pantano. La novela está construida por tres líneas argumentales: la de Arturo Pereda que se ve de pronto entronado como el nuevo fiscal general de la nación y todo los debates de eso, su relación con la corrupción presidencial y del aparato de estado, el de una amiga que narra las peripecias de otra para acostarse y casarse con un joven abogado de una respetable familia, para poder esquilmarlo a gusto con el pretexto del matrimonio, de la misma narradora quien descubre poco a poco sus ambiciones y la de un ladrón y luego asesino a sueldo que se ve enlodado con las ambiciones de cada uno de ellos. Hay víctimas en este libro que terminan como víctimas y sádicos que terminan como sádicos y en medio de ellos el personaje que se transforma, no necesariamente para su bien. Y en el inter, Laveaga de manera mordaz despliega sus baterías contra la vida política reciente del país, contra una imagen chabacana de la presidenta y una crítica nada velada contra el absurdo -se ve ahora aunque siempre lo hemos sabido de la elección de jueces y magistrados del país, que en Suecia o Noruega es comprensible, pero no en un país como el nuestro que sí controla en muchos sitios los carteles del narco-. Y todo esto, este thriller, lo cuenta de forma muy amena, suelta, con desparpajo y malicia el bueno de Gerardo Laveaga. Este país da ñañaras. No hay más qué decir. Y esta novela te lo recuerda con detalle y gran técnica argumental. Y en medio de ellos se eleva un gran personaje, sin fisuras, cuya inmovilidad permite ver la fragilidad de los otros: Rusalka, la amante de la ópera y quien conduce a todos, de una forma u otra, hacia la perdición.

Alfaguara

274 p.

Monday, April 21, 2025

Relatos para amantes de la lectura, selección de Antonio Iturbe

Compré este libro en la Gandhi de Hidalgo, una compra realmente impulsiva de la que no me arrepiento. Lo malo es que comprobé una vez más que no soy fan de Benito Pérez Galdós y sé que me pierdo de un escritor fundamental. En suma, esta antología bellamente ilustrada por Natalia Zaratiegui es una reunión de cuentos en donde los libros o el acto de la escritura o la lectura tienen especial influencia. Los pondré por orden de gusto y no todos, por supuesto.
Mendel, el de los libros de Stefan Zweig. Un relato profundo, denso, sobre un librero que siempre ocupó un sitio en una cafetería y era dueño de una inteligencia y memoria para localizar cualquier libro de toda Europa. Un relato profuso, más bien una biografía con tintes bélicos. Qué cosas, pero por momentos pensé que el relato había sido escrito tras terminar la segunda guerra mundial y me temí lo peor y luego agradecí que estuviera situado en la primera. No imagino lo que Zweig hubiera dicho del holocausto.
Relato oscuro, narrador más oscuro de Villiers de L'Isle-Adam. Un dramaturgo cuenta ante otros colegas un duelo a muerte. Lo espléndido es cómo narra el acto como si fuera un hecho dramático y cómo la vida es más un hecho dramático que el mismo teatro.
Una sociedad de Virginia Wolf. ¿Es que los hombres en verdad crean obras de arte?, se pregunta una joven después de darse cuenta que un célebre escritor lo único que hace es escribir anodinos y cursis poemas por los que tiene gran fama. Así que junto con unas mujeres deciden conocer el mundo de los hombres y descubren que su ignorancia es tan grande como la propia por creer que los hombres y su saber era honorable. Al final hay un guiño de revancha que pone todo en orden: hay que empezar una revolución.
Inspiración de Isaak Babel. Un hombre le cuenta a otro el cuento que ha escrito y se lo lee. El cuento es pésimo, pero la vida, esa otra cosa que es la fragilidad de alguien que escribe un cuento y lo expone a los otros.
Las rayas de Horacio Quiroga. Un par de hombres se vuelven locos y empiezan a marcar rayas en todos los libros de cuentas y en todo lo que los rodea. 

Una cosa interesante es que al inicio de cada cuento viene una breve semblanza, no biográfica, sino del estilo de cada autor y autora seleccionada y el trabajo de Natalia es realmente cálido y asombroso.



Tuesday, April 15, 2025

Cristalazo y otras historias fuera del círculo de tiza, Artemios Ríos Rivera

Lo que más me ha gustado de Cristalazo y otras historias fuera del círculo de tiza es este gran despliegue de personajes que reciben su merecido a veces, sin saber por qué o cómo. Y hay una gran variedad de ellos, pero despegan varios: los viejos comunistas que están en distintos presentes: en la célula política o ya viejos y abandonados, en el fragor de la batalla o después de ella. Los amantes que no se encuentran. Los personajes que trabajan en las periferias de la ciudad o mejor dicho, en la periferia en el centro de la ciudad que son los mercados de abastos o centrales. Con estos tres tipos, más varias digresiones y personajes de inesperada procedencia, se conjunta este libros de relatos que lo mismo ocurren en la ciudad de México como en Xalapa o Banderillas. Digo relatos y no cuentos. Porque en esencia no lo son. Es decir, me parece que la fabulación o la presentación de atmósferas y personajes tiene mayor peso en este libro que la construcción de relatos con otro tipo de tensión narrativa. Hay en Artemio Ríos Rivera, un gusto por la biografía, por mostrarnos a sus personajes más que lo que hacen. Y eso le da una sensación de descanso al libro, de que importan más las vidas que, en sí, los hechos, aunque estos no dejan de ser espeluznantes en ocasiones. Tres muestras de relatos con personajes antes descritos. En "Madera", vemos la gestación y desintegración de una célula comunista en la Ciudad de México y la causa de ello. Es un relato breve, como muchos del libro, en donde se nota cierta cercanía con el tema. En "Apuntes para una historia", vemos el intercambio epistolar entre Paulina y Arturo. El amor que se tienen, o más bien, que Paulina se permite tener ante la indolencia de su pareja escalda el ánimo y uno debe tomar partido, por Paulina, claro. Lo interesante es la transfiguración del personaje ante los ojos de Paulina que, no necesariamente cambia con el tiempo. Y finalmente, "Pico de cera", cuento con su picardía entre dos cargadores de la Merced que tras una noche de copas pierden entre sí, pero con resignación. Y así, como estos, hay más cuentos con humor, porque ese es el gran hilo conductor del libro, esa como mala leche y humor negro que viste todas las anécdotas, ese sarcasmo ante nuestros actos, esa cosa de que todos somos personas ante los cuales, alguien cualquiera puede soltar una tremenda carcajada por nuestros actos. ja, ja

Editorial Cisnegro

232 p

Un lugar seguro, Olivia Teroba

Creo que Un lugar seguro de Olivia Teroba, del que sin duda se ha escrito mucho ya, es el uso de muchas herramientas de la narración para el despliegue de lo ensayístico. Parto de la idea circular: empieza con la relación entre ella y su hermano, quien se ha mudado a su pequeño departamento en la Ciudad de México y al final, el hermano se nos vuelve a aparecer como un perfecto cierre de este viaje personal, pero que también discurre hacia la escritura, la extranjería, las relaciones filiales y la soledad, así como la violencia ejercida contra el cuerpo femenino y en suma, contra las mujeres. Es un libro entrañable porque hay un código de confidencia que envuelve el otro: la soledad, el apunte histórico, la crónica de las desapariciones y la inmigración, el arte, la extrañeza ante la vida cotidiana. Es, también, un breve prontuario sobre Tlaxcala, de donde es originaria Olivia, y los textos sobre el estado sirven para incluso, entender la otredad de la misma autora que también se centra en una ocasión en Elena Garro. Hago un apunte tal vez poco gentil: como que hablar de Elena Garro es piedra de paso para toda una nueva generación de autoras mexicanas. Homenaje, sin duda, pero también, ¿visita forzosa? En este caso me parece más natural, pues este libro, la primera versión de este libro fue hace muchos años, muchos. En fin, volvamos a que Un lugar seguro es un libro entrañable, donde asoman los padres divorciados, la pérdida de una casa, la extrañeza de una ciudad, el cuerpo como presencial nudosa en lo cotidiano, el amor a los padres. Y la literatura, claro, ya que por aquí o por allá, Olivia nos comparte sus libros de referencia. 

Las afueras

123 p

La mano que cura, Lina María Parra Ochoa

Esta novela tiene muchas imágenes que me gustan, pero acaso con la que más conecté fue con la de hundir los dedos en la tierra y sentir, al momento, el crecimiento de las raíces, el despertar de la savia, el estirarse de las hojas y los tallos. La mano que cura, cuyo significado en la novela es también muy hermoso, relata la historia de tres generaciones de mujeres que se unen al convite con lo sagrado que fluye de Ana Gregoria a Soledad y finalmente a Lina, quien debe decidir qué hacer con la biblioteca que ha dejado su padre al morir. Pero, parece que no es lo único que ha dejado, sino también una sombra, algo que araña el paso de Lina por la casa familiar y que tiene un olor a lodo. A partir de esta premisa nos asomamos a la formación emocional, sentimental y sagrada de las tres, acaso con mayor énfasis en la madre, Sol. Son muchas las cualidades de esta novela de Lina María Parra Ochoa, pero resaltaré cuatro: la oralidad. Cada capítulo está construido con una narración en vivo, es decir, poco espacio para que asome el afiche literario, la construcción literatosa, aquí todo es una secuencia de confesiones que vuelven la lectura adictiva. Lo segundo son las sensaciones. La mano que cura hace todo un ejercicio de olores, sabores, el tacto y la memoria. No podría ser de otra manera para una historia que mana desde la relación de estas cuatro mujeres con la naturaleza y lo sobrenatural. En especial, hay una escena que tiene qué ver con arena y con ojos. No pude quitarme la sensación de traer arenilla en el cristalino. Y la tercera, es la estructura. Aunque puede parecer sencilla de leer, la novela tiene sus saltos temporales y sus cambios y perspectivas del narrador, así como sus promesas de información que se cumplen a su tiempo y que le dan tensión a la trama. Y cuarto, la prosa. Hay secciones donde realmente avanzas sin aliento, en largas oraciones o párrafos donde se habla de la magia y el dolor, de la selva y los hallazgos. En fin. Una novela redonda, bien contada, con alma, con esa sororidad que sí se da entre pares y que no necesariamente tiene que ver con el género, pero novela que también, hay que decirlo, en ocasiones un poco pesada y tal vez, con un final algo predecible, pero que no evitan que el viaje sea sensible, intenso y luminoso. Gran novela. Por cierto, el gran acierto de la construcción de todos los personajes, algunos con detalles nada más, otros con su profundidad, todos sirven a la belleza de la historia.


Editorial Polilla

264 p

Ex Yugoslavia, Pierre Herrera

 Leo poco ensayo, pero estos meses intento leer más. Por eso recibí con agrado el regalo de este libro, Ex Yugoslavia de Pierre Herrera, ensayista michoacano, ex becario de la FLM. Varias cosas me hicieron conectar con el libro, del que conocía su existencia porque alguna vez me llegó en una tanda de esa editorial para vender, pero que no había podido leer. El primero es el eje con la conexión sentimental, que está tan en boga en el ensayo contemporáneo, cosa que no me disgusta. Me parece que el simbolismo de la vida propia funciona muy bien para "hablar" más directo con quien lee el libro. Como si, esa sentencia de saber más sobre el que escribe, facilitara la conexión emocional con las ideas. Postura fácil o no, quién sabe. Entonces, para mí, cuando Pierre hace ese bello retrato de su padre y el gusto que tiene por la Fórmula 1, me conecta con mi propio gusto y con su padre. Estoy de acuerdo en todo lo que se dice al respecto de este deporte y de la rivalidad Sena vs. Proust. También Pierre habla de la dispersión y para eso utiliza el símbolo desmembrado de Yugoslavia, país que siempre me ha gustado, no sé por qué. Es especial el texto de la miss Sarajevo, por mencionar algo, así como la revelación sobre la hermana mayor muerta del autor. Con esa urdimbre, Pierre nos entrelaza con su historia personal, con un ex país de Europa del este, con sus relaciones familiares, pero se mete a fondo con dos ensayos de largo aliento sobre la escritura con Tejido de presencias y Lo que estuvo fragmentado. Ensayos donde entra en la otra variante del ensayo, la que omite lo personal, para generar un diálogo de idea más idea. Algo que también celebro es el tono casi confesional, más no sencillo, de muchos de los textos. Es como escuchar al autor ante una cerveza, un sábado cualquiera, entre el bullicio de los comensales, del tráfico, del sol que entra por una ventana. Y los títulos, amé varios títulos como el de Los muertos que nos topamos antes del amor. Y me dio tristeza saber que he sido un muerto, ¿no? para alguien. Y el amor también para alguien. Y pues somos ambas cosas siempre, supongo. En fin. Todos somos como Ex Yugoslavia, al fin de cuentas. Gran libro de ensayo. 


Editorial Paraíso Perdido

98 p.

Thursday, April 03, 2025

Los años de espera, Fumiko Enchi

 Tomo está casada con Shirakawa, burócrata de alto rango en una provincia japonesa en el último tercio del siglo XIX. Como la educación lo dicta, todos los deseos de su esposo deben ser cubiertos sin chistar, incluso si éstos atentan contra el amor propio y el buen nombre de la familia. Cuando Yukitomo, nombre de pila de Shirakawa, decide que su posición le permite tener una concubina, envía a su esposa para que le busque una en la provincia de Tokio, una chica dócil que él pueda conquistar y quedarse para sí el resto de su vida y que Tomo pueda educar y no sentir celos o rivalidad con ella.

De esta manera inicia esta novela de Fumiko Enchi que descubre las vidas de varias mujeres atormentadas por el deseo masculino, pero también castigadas por el precio de la educación tradicional japonesa. Con un estilo que baila de la parquedad a lo poético, Enchi retrata las vidas al interior de las mansiones, los secretos entre esposa y concubinas -sí, el insaciable Yukitomo no se contenta solo con una-, así como la añoranza de la filosofía budista para salir de la incomprensión de una vida puesta al servicio del egoísmo del otro. Varias son las sorpresas que tiene esta novela, no sólo por la entrada y salida de las concubinas, sino también por el retrato del paso del tiempo. Vemos a Suga, una crisálida que habrá de ser domada por su señor y que nunca terminará por abrir sus alas, a Michimasa y Katsuko, hijo e hija de la pareja, el primero un ser violento y cruel, que no tiene el respaldo de sus padres y la segunda, una chica frágil y fría que ha crecido viendo el ir y venir de concubinas en la habitación de su padre. 

Es una historia generacional, porque nos lleva hasta la primera mitad del siglo XX y los avatares de los nietos del matrimonio, así como la llegada de nuevas filosofías. Y en toda la novela, la figura de Tomo se acrecienta: de sumisa a rebelde, pero también con una rebeldía que se antoja articial y que tiene, en el final, su explosión. Es una gran novela, simbólica, para nuestros tiempos, sensible y pulcra, sin duda deben leerla.

Monday, March 10, 2025

El libro de todas las cosas, Guus Kuijer

Hace muchos años me hablaron de este libro como una sensación que debía experimentar. Porque eso es leer, es básicamente, experimentar emociones. Y yo puse el libro en una especie de altar, porque persona con la que me topaba, persona que me lo volvía a recomendar, puesto que así son los libros. Compré alguna edición y la perdí, hasta que, de nuevo, el año pasado, en una visita a otra ciudad, me lo encontré en un stand que vendía libros usados. Más por repetición de vendedora, pero quisiera creer que también por gusto lector, quien atendía me dijo: es un buen libro. No maravilloso, no genial, sólo un buen libro. Y esa definición me gustó. Lo empecé a leer y no me gustaba, y me cuestioné por qué no, tal vez no estaba en el modo de leer este libro, y luego me empecé a cuestionar por qué les gustaba a otras personas y lo fui entendiendo. Hay que aclarar, que es un libro para jóvenes, es decir, lo que se cuenta, aunque terrible, da esperanza. La narrativa es ligera, pero eficaz, pero también los personajes, aunque no se salen del guion establecido para ellos, cumplen. Hay una constante alabanza a leer y desfilan libros muy conocidos, bueno, sólo dos: La Biblia y Sin familia, de Héctor Malot. (Es curioso que, al momento de citar la Biblia, no ponga a Dios como autor). La novela cuenta la historia de Tomás ¿o David?, que vive en Holanda, en un hogar fundamentalista evangélico, en donde el padre golpea a su esposa ante sus hijos. Para remediarlo, Tomás empieza a reproducir en la casa, las plagas de Egipto. El padre sospecha, pero su hija, que lo ama, pero que no desea reproducir este maltrato, también le pone trampas. Un día, el chico lleva un texto que pierde, pero que aparece en la Biblia: "Todo hombre que golpea a una mujer se deshonra a sí mismo". Al final, el chico hace un club de lectura y recitación de poesía junto con sus vecinas y aunque el padre es invitado, no se queda hasta el final. No se puede salvar a todos, dice un personaje, y esa es una gran verdad. Pues todo el tiempo estamos salvando gente de sí misma, por amor, por compasión, por deseo. Pero hay gente que vive y está a gusto con sus paradigmas, pero si hay una chance de integrarlo al gran coro donde la gente no golpea a los demás, es necesario hacerlo. Tomás, también, en ocasiones, habla con Jesús, sí, Jesús de Nazareth y éste le dice que no conoce a su padre y que, cuando al chico su padre lo golpeó, Dios se escondió de él, de su padre, y no lo encuentra. Esa imagen, tan bella, vale por sí solo todo el libro de todas las cosas. Y sí, es un buen libro. Leánlo despacito.

Thursday, February 27, 2025

Manual para crítico literario en emergencias, Malva Flores

Compré este libro por impulso. El texto de la contraportada me atrajo porque plantea una posibilidad que cualquiera persona que lee, en algún momento se debe cuestionar: ¿cuáles son realmente los libros que debería resguardar ante un imprevisto como una mudanza inesperada, una donación forzosa, un desprendimiento matrimonial? Y la verdad es que el libro no habla de eso. Este manual crítico es más bien una recopilación de textos ensayísticos de variado interés y origen. El primero, que le da título al libro, me gustó mucho, pero el resto me parecieron, salvo varias excepciones, poco interesantes. Los que me agradaron lo hicieron mucho, los que no, tampoco es que estén mal, solo no logré conectar. Destaco, "Neruda en este planeta llamado tierra", un texto bien documentado, amoroso, crítico al mismo tiempo, de uno de los poetas mayores de nuestra lengua, el texto sobre Aimé Césarie, que me descubrió un autor que sin duda leeré a futuro, el de Crítica Pokemon y el texto final sobre la aventura editorial de la autora como editora. Será un problema de estos tiempos, tal vez, pero cuando asoma la voluntad del diario, de la confesión, los escritos se vuelven, para mí, más amables. Tres o cuatro figuras resurgen en el canon lector de Malva, al menos en esta reunión de textos: Paz, Sheridan, Aurelio Asiain. También un gusto político: la crítica a la 4T, (yo sigo pensando que votar por el PAN o el PRI es un contrasentido, pero entiendo también que la 4T tiene sus contrasentidos), pero en fin. La lectura también es olvido y ya empiezo a olvidar este libro, salvo por los tres o cuatro textos que sin duda sí me dejarán pensando, pero como dice Marcial, todos los libros tienen algunas cosas excepcionales, algunas medianas y la mayoría, malas. Pues este libro cumple esa función, así que no podemos negar, ¡que es un libro! Del manual para seleccionar libros en las mudanzas, no viene tanto o sí, pero está medio escondido. Mejor hagan uno ustedes y lo comparten. 

Tuesday, February 18, 2025

Fulgor, Alma Mancilla

Hace tiempo que alguien me recomendó leer a Alma Mancilla. No lo hice, porque realmente tenía varios años sin leer mucho, apenas unos 10 libros al año, que para mis previos niveles de lectura, es algo pésimo. Y los leía medio obligado, porque me invitaban a presentarlos en alguna feria. Sin embargo, anoté que debía leerla y por eso ahora, que me cayó Fulgor en las manos (en las pantallas, mejor dicho), no vacilé en leerla.
Fulgor trata la historia de Eva, una estudiante de antropología que se va a un pueblo a realizar un estudio social para pasar una materia. El entorno que la rodea es de soledad: vive en una cabaña para turistas, pero en la más desaseada de todas, mantiene también pocos lazos sociales y el único familiar, con su madre, se nos presenta como áspero y poco frecuente. La madre pide de Eva algo que no es. Eva, además, tiene un cuadro clínico psicológico complejo, con una temporada en el hospital, no sólo por eso, sino también por un aborto reciente. 
Lo que en un principio se piensa será un relato sobre lo antropológico, pronto se convierte en otra cosa: un acercamiento al mundo mágico y terrorífico de la soledad, de la brutalidad mágica, del abandono. Un mundo en donde su condición de madre que no cumple su ciclo produce demonios. Pronto, Eva, tendrá acceso a un mundo de brujas o tenebroso, con seres que vuelan, no sé sabe si ángeles, demonios del aire o lechuzas humanizadas que la llevarán no a la locura, sino a la reivindicación. Porque Eva, quien no tiene hijos, al final tendrá su resolución.
Lo que está en esta breve novela es una depuración del mundo fantástico, que si bien da muchas pistas sobre en dónde terminará, eso no evita que el viaje sea interesante. Pensemos que toda novela cuenta una transformación. La hay. Pensemos que toda novela es un mundo que se nos presenta como interesante. Lo hay. Además, tiene un pulso narrativo muy atractivo, un lenguaje rico, nada duro, sino muy flexible y rico. Las atmósferas del libro, la indagación personal de Eva, la dureza con la que se trata, su curiosidad ante lo extraño, ante lo otro, la otredad, es muy interesante. Justo eso: Eva viaja hacia lo espinoso del encuentro con lo otro, más cuando ese otro recubre cierta perversión y tenebras. Es una gran novela, en todos sus detalles. Así que, si la pueden leer, la recomiendo.